Misiones, visiones, sueños y narrativa

Hace ya año y medio, Alex Barrera (@abarrera) tuvo a bien invitarme escribir en su (espectacular) blog. Siendo su blog una referencia en la narrativa en los negocios, decidí escribir sobre la narrativa organizacional, y ver su relación con las misiones y visiones corporativas. El artículo se publicó el 16/9/13 en inglés, así que aprovecho para traérmelo y traducirlo.

 

Storytelling (a partir de ahora, narrativa :)) es una de las palabras más de moda en el mundo de los negocios. No tengo nada en contra, se podría decir que desde que el Homo Sapiens es Sapiens, hemos sido cuentacuentos (y oyentes). Así que este renovado interés en la narrativa es simplemente una reafirmación de nuestra naturaleza, y probablemente también, un aviso a todos esos marketeros, ingenieros y ejecutivos que perdieron el hilo por el camino.

A pesar del interés sobre la narrativa, creo que la narrativa organizacional no tiene la cuota adecuada de interés. Por supuesto que no es tan sexy como la narrativa en el marketing, sin embargo, ha sido clave del éxito para muchas organizaciones. Por eso estoy tan feliz de hablar sobre ella en el blog de Alex ya que es sin duda una referencia en este mundo.

Narrativa organizacional

La narrativa siempre ha estado integrada en las organizaciones desde mucho antes que nos inventáramos el término de narrativa organizacional. Es una narrativa que ocurre de forma consciente e inconsciente. Está muy relacionado con los conceptos de cultura formal e informal.

Hace poco escuché que las buenas empresas son storytellers (cuentan la historia), mientras que las grandes son storydoers (hacen la historia), y no puedo estar más de acuerdo. Si tu empresa está haciendo cosas muy grandes, es muy fácil tener muy buenas historias que contar. ¿Pero qué hacemos si nuestra empresa no es Apple o Google?

A medida que las empresas maduran, las empresas suelen hacerse más del «lado izquierdo del cerebro». Empiezan a hablar más sobre datos, hechos y las narrativas se convierten más en reportes. Es fácil contar una historia sobre los difíciles comienzos de una startup, los primeros éxitos, o los siempre míticos momentos del inicio de cualquier empresa. Lo mismo por lo que casi todas las historias que contamos son de cuando erámos jóvenes, pero en cambio es más difícil contar buenas historias de los últimos tiempos (para los que somos más mayores). Sin embargo, parte del problema es que no miramos suficientemente bien. Cuando nos ponemos en ese modo «lado izquierdo del cerebro», muchas de esas buenas historias simplemente pasan desapercibidas.

¿Cómo romper ese círculo vicioso?

Empieza por mirar de nuevo a los valores de tu empresa. Probablemente estén escondidos en algún sitio, pero seguramente estén fuertemente integrados en la cultura de tu empresa incluso si te has olvidado de como eran exactamente. Cuando los tengas, intenta recordar lo que realmente significan, y empieza a buscar compañeros que estén haciendo cosas extraordinarias a través del prisma de esos valores. ¡Alucinarás! De repente verás gente siendo modelos de esos valores. Y lo serán internamente, con clientes, e incluso a nivel particular (por ejemplo a través de voluntariados).

Ahora ya tienes un punto de partida. Empezar a desarrollar una narrativa de la cultura empresarial es fácil. Todo el mundo tiene historias que contar, y entonces las reglas de la narrativa son las mismas. Hay que hacerlas interesantes, memorables, atractivas… Una vez ya tengas esta narrativa con tus empleados y veas que enganchan, ahí ya tendrás inercia. La gente escuchará la historia, y si es buena, la internalizarán y la empezarán a contar ellos mismos, generando una bola de nieve del boca a boca.

Misión corporativa

La narrativa organizacional ha estado con nosotros desde el comienzo de las corporaciones. De alguna manera se nos olvidó, o más bien la dimos por supuesta. Somos racionales, queremos datos, hojas de cálculo, números… Si lo piensas, lo primero que te enseñan en las escuelas de negocio es que necesitas una buena Misión empresarial, en definitiva, una buena historia.

Vamos a mirar a algunas de las mayores corporaciones a nivel mundial para ver sus misiones. No os diré a quién pertenecen, pero piensa según las lees si se dirigen a la parte izquierda o derecha de tu cerebro.

«Nuestro objetivo en XXX es se la empresa global de XXX más respetada. Como cualquier otra empresa privada, estamos obligados a generar beneficios y crecimiento a nuestros accionistas. Es de igual importancia generar esos beneficios y ese crecimiento de forma responsable»

«XXX producirá mayores retornos financieros para accionistas proporcionando una cadena de suministro de valor añadido, transporte, y servicios IT a otras empresas a través de compañías del grupo. Las necesidades de los clientes serán cubiertas con la mayor calidad apropiada para cada uno de los segmentos de mercado. XXX se esforzará en desarrollar relaciones mutuamente beneficiosas con empleados, clientes y socios comerciales. La seguridad será la primera consideración en todas nuestras operaciones. Todas las actividades corporativas se desarrollarán con el más alto nivel de ética y profesionalismo»

«En XXX creemos que la gente buena, trabajando juntos hacia un objetivo común, pueden conseguir lo que se propongan. Desde este espíritu, nuestro objetivo es ser los mejores en servir las necesidades de nuestros clientes. Todo lo que hacemos debe hacerse con esto en mente. También creemos que podemos conseguirlo solo cuando cubramos las necesidades de nuestra gente. Para nuestros clientes y nuestra gente nos comprometemos a una mejora contínua, y hacemos este compromiso: Todos los días recibirás lo mejor de nosotros»

¿Para qué organización te gustaría trabajar?

Las misiones corporativas solían ser los sueños del líder de la organización. Esos sueños inspiraron a otros a unirse a ese proyecto y hacerlos posible. En algún momento, todo el mundo necesitaba tener una visión. Las misiones se convirtieron en parte de la lista de tareas para cualquier empresario, y la visión, paso a ser una declaración. En todo caso, una visión verdadera es un sueño, y un sueño es en definitiva una historia.

@resbla

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