Como mola todo lo digital… y tal

Perdonad el malísimo chiste del título, pero no lo he podido evitar… aunque supongo que los lectores más jóvenes no tengan ni idea de qué va el «chiste», lo cual lo convierte en peor aún y encima viejuno!

En todo caso, me he tomado la licencia porque ahora que está todo el mundo de vacaciones y no me lee nadie, creo que tengo que decir una cosa porque si no exploto.

Estoy harto de gurús de los negocios que nos hablan de la última moda, que normalmente vienen de startups del mundo digital, como si fuera lo mejor de lo mejor de lo mejor. Además, normalmente te lo dicen como si aquí fuéramos tontos por no haberlo inventado, y más tontos por no adaptar nuestro negocio a esta nueva ola, que sin duda se llevará por delante a nosotros y a nuestro negocio que está anclado en el siglo pasado (si no el anterior).

¡Hala, ya lo he dicho!

Lo mejor, es que todos estos gurús ya en muchos casos tienen un histórico de haber hablado de otras modas anteriores, aquellas que en su momento eran la leche y con las que nos dijeron que desapareceríamos y de las que ya no se acuerdan ni ellos. Lo bueno de este mundo digital es que todos dejamos mucha hemeroteca, y mirar los blogs y presentaciones de estos gurús hablando de las maravillas de la última (en ese momento) startup de moda da un poco de vergüenza ajena. Pero ellos siguen a lo suyo, y no se les mueve un pelo hablando de la moda del momento.

Y últimamente oigo hablar a estos gurús principalmente de dos cosas. Una, de la que ya casi por viejuna, he llegado a hablar yo en Sintetia, la «economía colaborativa«, y otra que es como un zombie al que no se termina de rematar que parece que va a ser la moda de esta temporada otoño/inverno, las compras conjuntas… Seguro que alguien está pensando ya en «compras colaborativas» para ser supercool!

Hablando de la economía colaborativa (lo de las compras conjuntas lo dejaré para otro día porque tengo para un libro, aunque el otro día escuché a una persona muy inteligente decir sin inmutarse a un fabricante de coches que vende casi doscientos mil coches en España que temblaran ante el escenario de que a través de un sistema de compras conjuntas alguien consiguiera 100 personas para comprar conjuntamente), si me dieran un euro por cada vez que escucho que Airbnb gestiona más camas sin tener ninguna que cualquier cadena de hoteles, o que Uber gestiona más trayectos de taxi que ninguna empresa de taxis sin tener taxis ya me habría retirado.

Lo curioso para empezar, es que ninguna de las dos es un buen ejemplo de economía colaborativa, pero es que además, el histórico que tienen es todavía demasiado pequeño como para pensar que son el futuro. No cabe duda de que son empresas muy interesantes, y de que hay que estar atentos a lo que hacen, pero son empresas que nacen en un momento muy específico y con un objetivo muy concreto. Un momento muy específico de una crisis brutal en la que la gente está dispuesta a por ejemplo dormir en la cama de un desconocido, beber en los vasos de un desconocido, e incluso dejar las llaves de tu casa a un desconocido porque si no probablemente no podrías irte de vacaciones. Habrá que ver si esto sigue así en el caso de Airbnb cuando la crisis esté realmente pasada. Aunque es indudable que habrá tenido un impacto importante en la industria hotelera que habrá tenido que adaptarse a la flexibilidad que demanda y exige la economía digital.

Y en cuanto a Uber, además de atreverse a sacudir la industria del taxi, un absurdo monopolio en el mundo actual, ¿qué más ha aportado? UberEats, ¿de verdad? Así que ahora un tío en un coche moviéndose por el centro de la ciudad lo va a hacer mejor que repartidores en motos o bicicletas… En todo caso, sí que creo que nos ha aportado una cosa enorme, que es por fín bajar a la tierra algo que era una promesa pero que no terminaba de materializarse, los servicios geolocalizados más allá de la simple búsqueda.

Y esto me lleva a una pequeña lista de startups o modas que estuvieron en las diapositivas de todo gurú que se preste, pero de las que seguro todos ahora reniegarian.

La primera FourSquare. Os acordáis cuando en todas las redes sociales tus amigos te bombardeaban con mensajes de que eran el alcalde de un bar de la esquina, o de sus oficinas. Exacto, el pasado. FourSquare juntaba dos modas muy chulas de aquel momento, la geolocalización y la gamificación, eso sí, todavía nadie tiene muy claro para qué valía. (dejaré también la gamificación para otro día :)) Fue sin duda la primera experiencia de geolocalización para muchos, pero parece cada vez más irrelevante.

¿Y qué me decís de Groupon y el resto de clones que venían a revolucionar el mundo del comercio? Eran una forma maravillosa de dar a conocer tu negocio, y potencialmente, fidelizar a esa nueva clientela… Me temo que los clientes de estas empresas (los clientes son los que pagan, es decir, los negocios en este caso, no los usuarios) no se acordaron del concepto de elasticidad de precio. El resto es historia. Personalmente, siempre dudé de sitios, y principalmente restaurantes, que tuvieran que hacerme grandes descuentos para conseguir que fuera, y ver como todos los restaurantes que pasan por Pesadilla en la Cocina eran usuarios de estos servicios no han hecho que cambiara de opinión.

Los famosos servicios comisariados, sí lo que algunos dicen curados (sic), de curated… Cojo aire y sigo. Que si cajas por subscripción comisiariadas, que si noticias comisariadas… Las ventas privadas, concepto que todavía no entiendo muy bien por citar otro par.

En todo caso, no quiero parecer demasiado cínico. Efectivamente todas estas startups (encuadradas dentro de las tendencias generales) están haciendo lo que tienen que hacer, probar las hipótesis de sí hay o no negocio en todas ellas. Y hacen lo que hacen la mayoría de las startups, fracasar. Pero en el proceso aprendemos nuevas formas de hacer cosas que se incorporan a las tradicionales y que al final hacen eso que llamamos innovación.

Eso sí, creo que los gurús deberían tener cuidado de hacer de lo pequeño generalizaciones y grandes tendencias de negocios aplicables por todos y para todo. Creo que más allá de la sorpresa y curiosidad que generas en una audiencia que no está familiarizada con esos modelos de negocio, se consigue muchas veces lo contrario, que por verse tan lejano, no deje de quedarse en una mera anécdota y no invite a la gente a profundizar más.

@resbla

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