Cuando estés en Roma…
Por suerte o por desgracia ya se van acabando las vacaciones de verano, que este año para mí han sido de la vieja escuela, prácticamente todo el mes de Agosto. Como todavía lo estoy, voy a ir retomando el pulso al blog con este post offtopic muy relacionado con las vacaciones.
Estas vacaciones, como todas las vacaciones desde hace ya bastantes años, las estamos pasando en Ibiza. Es normal que ya tengamos bastante arraigo, y supongo que el organizar TEDxSantAntoni desde hace ya tres años es un claro ejemplo de ello.
Por eso es normal que intentemos estar al tanto de lo que pasa aquí, e intentar entender la problemática desde un punto de vista local. Aunque tampoco hay que estar muy integrado en la comunidad local para pensar que aquí (como en otros lugares de mucho veraneo) una de las principales preocupaciones es el modelo del turismo y del impacto que el turismo actual está teniendo tanto a nivel económico como a nivel ambiental.
Ibiza es famosa por el turismo de lujo, que aunque también tiene un fuerte impacto en el medio ambiente (es una noticia periódica los fondeos de los megayates sobre las praderas de posidonias, algo por cierto que tratamos en nuestro último TEDxSantAntoni con esta charla de Manu San Félix), es algo de lo que casi todo el mundo querría más. Sin embargo, también existe mucho turismo «low cost», y este es el centro de las grandes discusiones sobre el modelo turístico, y por lo tanto económico de la isla.
El impacto del volumen de turistas en la isla durante el corto periodo de tiempo de la temporada de verano es brutal. No hace falta más que darse una pequeña vuelta por cualquier playa para ver como muchas de ellas se van pareciendo más a vertederos con el paso de los días por mucho que los servicios de limpieza intenten mantenerlas limpias.
Desde los plásticos que la gente alegremente tira o deja «olvidados» después de un día de playa (algo de lo que habló Miguel Ferrero en el TEDxSantAntoni del año pasado), plásticos que son debidamente recogidos pero que por accidente acaban en el mar, incluso plásticos que llegan desde otros países, y por último, algo que me irrita especialmente, la cantidad de colillas que se tiran alegremente en las playas que hace muchas de ellas un cenicero gigante, y por lo tanto, un vertedero de sustancias tóxicas (también tratamos esto en nuestro primer TEDxSantAntoni con Tom Novotny)
Sería fácil echar la culpa a los políticos y empresarios sobre esta situación. Tienen sin duda su parte de culpa. De hecho, el año pasado escribí esto en Sintetia en el que hablaba un poco de esto. Pero no, y aunque suene un poco duro, la culpa es nuestra. Y digo nuestra, porque ya no sólo hablo de un problema local, si no que como potencia turística que somos, es un problema y una culpa compartida a lo largo y ancho de todo el país.
Los turistas extranjeros «low cost» tienen mala fama. Hordas de chavales y no tan chavales que inundan las zonas turísticas. Los que peor fama tienen sin duda son los británicos, pero es fácil ver a otras nacionalidades comportándose como verdaderos cafres en cuanto se bajan de sus vuelos «low cost».
Lo curioso es que cuando uno ha tenido la suerte de viajar mucho por estos países, se da cuenta que esos vuelos deben trasformar a esta gente, porque cuando paseas por cualquiera de las ciudades de sus países de origen, nunca ves a nadie tirar colillas al suelo, dejar basura por cualquier lado, y en general, saltarse las mínimas normas de convivencia (las de allí claro). Entonces, ¿por qué estos ciudadanos modelo de repente en cuanto ponen un pie aquí se convierten en unos energúmenos de cuidado?
Hace unos meses tuve la suerte de volver a Japón, un país alucinante. Esta vez, fuimos en un viaje en grupo, en el que todos éramos españoles. Para la gran mayoría de ellos, era la primera visita a Japón, y era difícil que supieran que está prohibido fumar en la calle de la mayoría de las ciudades grandes, y que por supuesto tirar una colilla al suelo en cualquier sitio es un pecado prácticamente mortal. La ignorancia al respecto les duró hasta la primera visita a una ciudad. Miradas de reprobación, algún reproche, y un aviso final del guía, hizo que de repente esos «bárbaros» (en relación con las normas locales) se convirtieran es turistas respetuosos con las normas locales.
Los ingleses dicen, cuando estés en Roma, haz como los romanos. Nosotros, allá dónde fueres, haz lo que vieres. Y esa es la clave, aunque nos llame la atención que gente muy europea se comporten como bárbaros en cuanto llegan aquí, en realidad, sólo hay que mirar un poco más allá y darse cuenta de que los locales están haciendo exactamente lo mismo, si no peor.
Y es que en realidad, los extranjeros que nos visitan no están haciendo más que lo que ven que hacemos nosotros. Así que parafraseando la famosa palabras de Kennedy, quizá deberíamos de dejar de pensar quién va a solucionar esto, y preguntarnos qué podemos hacer cada uno de nosotros para dar ejemplo y que cuando los turistas lleguen, se sientan obligados a ser respetuosos con el país que visitan.
@resbla