El péndulo de la privacidad

A veces me repito mucho, bueno, creo que sería mejor decir que en algunos temas me repito demasiado, y sin duda uno de las cosas con las que me repito, y mucho, es con los péndulos.

Creo ver «péndulos de la historia» por todos lados. Qué si en la nueva moda del management que no es sino una vuelta del péndulo a una situación en la que ya habíamos estado (una de mis favoritos es los procesos alternativos de centralización y descentralización que se dan en muchas empresas), que si las modas que van y vienen en el marketing, o algunas de las que más me fascinan que son los cambios en las percepciones y comportamientos de la gente.

Dentro de esta última estaría algo que reconozco que he repetido muchísimo, que es lo que mi buen amigo Raúl Serapio decía con cierta sorna al respecto hace poco en twitter, el péndulo de la privacidad.

rsesapioY es que es verme metido en una discusión filosófica sobre la privacidad, las redes sociales, el big data, IOT y todas las tecnologías que se nos vienen encima y no puedo aguantarme, cuento mi teoría sobre el péndulo de la privacidad.

Teoría que viene a decir que veníamos de una época de caída de nuestro umbral de privacidad, umbral que fuimos bajando sobre todo la Generación X con la mirada sorprendida y alarmada de nuestros padres Baby Boomers, pero que los más jóvenes, Millennials y sobre todo la Generación Z (hasta mejor nombre) se están encargando de corregir al alza a través de la utilización de las nuevas aplicaciones que prometen unos mayores niveles de anonimato y alejándose de las RRSS en las que se nos ve con nombres y apellidos, y que sobre todo, se quedan ahí para la eternidad.

Sobre este tema, las conversaciones más divertidas que he tenido han sido con Baby Boomers, en concreto con mis padres. Todavía de vez en cuando me echan la bronca cuando ven alguna de las cosas que comparto en facebook (sí, me padre utiliza facebook). Qué si no me da miedo que la gente se entere que no estoy en casa, de que estoy nosedonde, o de que pongo alguna foto de mis niños (aunque no se les vea nada).

De poco me ha servido nunca explicarles como configurar facebook para que lo que compartes solo lo vea un grupo reducido de gente y no pueda salir de ese círculo. O de que tengo muy pocos contactos en facebook y son todos conocidos. Eso sí, nunca he intentado ni siquiera explicarles LinkedIn o este blog. Si supieran que hay un sitio en el que cuentas en qué trabajas, lo qué haces, y hasta si dejas el trabajo creo que les daría un soponcio.

Por eso un día decidí que debía pasar al ataque.

Puede que alguno de vosotros no sepáis qué es esto:

guia telefonica

¡Una guía telefónica! Bueno o sí, pero menos todavía recordaréis cuando estas guías telefónicas se encontraban en cabinas y en muchos lugares públicos.

Esperad, voy a repetirlo. Hace no tantos años, tú podías entrar en una cabina telefónica y encontrar el nombre y apellidos, el teléfono y la dirección de la casa de alguien…

Los más jóvenes quizá tengáis un ataque de ansiedad ahora mismo. ¿Os imagináis que tu dirección, nombre completo y número de teléfono estuviera por ahí circulando libremente en un formato físico?

Pues sí amigos, así era ese pasado en el que no había RRSS donde compartíamos dónde estamos comiendo…

Ese ha sido mi contraataque con mis padres en el tema de la privacidad, que en su «época» el concepto de privacidad era diferente, y que la cantidad de información privada disponible no era necesariamente menor o mayor que ahora, sino que era eso, diferente.

Y este argumento no sé si va muy en línea sobre mi teoría del péndulo de la privacidad. Sí que es cierto que podríamos argumentar que los baby boomers tenían un nivel alto de privacidad, los de la Generación X pusimos el setting a desactivado, y los Millennials lo están volviendo a subir quizá a un nivel medio, pero sin duda es una sobresimplificación.

Entonces ayer Xavier Marcet publicó este tweet en relación con un artículo que escribió para el Diari de Terrasa. Desgraciadamente el artículo es solo para suscriptores, pero ya con el tweet creo que da en el clavo de esta conversación.

xmarcet

¿Y si lo importante no fuera la privacidad sino la transparencia? ¿Tendríamos un nivel de privacidad por defecto si tuviéramos acceso de forma clara y transparente a cómo y dónde se están utilizando nuestros datos personales?

Probablemente más que un «nivel de privacidad» fijo, lo que tendríamos sería un nivel de privacidad muy fluido, un nivel que iríamos fijando en función de muchísimos factores. Pero está claro que la transparencia no será suficiente, a la transparencia habrá que sumarle el control efectivo por parte del usuario de su nivel de privacidad.

Alguno estaréis pensando BFN (o lo que viene siendo a buenas horas mangas verdes). Privacidad, transparencia y control por parte del usuario, esto es más viejo que la tos. Efectivamente, lo es, pero en este mundo en el que si algo es gratis tú eres el producto, ¿por qué todavía nadie se ha puesto a negociar?

Me explico, si nosotros somos el producto, y ya lo sabemos, quizá es el momento en el que alguien de los que lo van a vender entren en un diálogo abierto y sincero con nosotros de qué es lo que damos y que nos dan a cambio. Veo en muchas empresas que se mueven en este mundo pavor ante la posibilidad de que sus usuarios sepan realmente la información que manejan y para qué la utilizan, y muchos de sus esfuerzos son exactamente para evitar que lo sepan.

Quizá ahora que ya estamos empezando a ser unos adultos en nuestra edad digital sea el momento de tener conversaciones maduras con los usuarios y tengo la sensación de que muchas de esas empresas se llevarían una sorpresa. Estoy seguro de que muchos usuarios que tuvieran el control sobre los datos, sepan para qué se utilizan, y sientan que están seguros, compartirían más información de la que comparten ahora tranquilamente.

En todo caso, no creo que vaya a dejar de repente mi querido péndulo de la privacidad para explicar alguna de las cosas que están pasando, pero sí que espero que la transparencia no sea un péndulo de ida y vuelta, sino que sólo siga un camino (hacia arriba)

@resbla

 

2 comentarios en «El péndulo de la privacidad»

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