El escándalo VW, suma y sigue
Era imposible que el escándalo de VW hubiera sido causado por «un grupo pequeño de empleados» que trabajaron al margen de todas las normas y de todas las líneas jerárquicas. Del mismo modo, era también imposible que sólo afectara a un modelo de motores. En la actualidad, después de muchos años buscando eficiencias en base a la estandarización de componentes que hacen que muchos modelos diferentes compartan piezas, esto también era poco probable.
Pero el último anuncio de que VW también ha estado haciendo trampas con los motores de gasolina y que ya se habla de que el escándalo afecta a todo tipo de modelos del grupo eleva la escala del escándalo. De hecho, ya casi nadie ni dentro ni fuera de la compañía está intentando quitar hierro al asunto y más bien es una tensa calma esperando que ya no haya más noticias al respecto.
Y en realidad, creo que salvo una explicación más plausible sobre la extensión y culpables de los problemas, pocas sorpresas más nos llevaremos. Ahora el foco se centrará en el impacto financiero de todo esto. Sin duda, las primeras estimaciones que hablaban de un impacto de unos 20,000 millones de € del escándalo para VW se quedan pequeños. Cuando se sumen multas, devolución de ayudas, indemnizaciones, gastos de reparación y finalmente las demandas, seguramente estemos hablando de bastante más. Será de una escala que sin duda, lo que quede de VW será algo muy diferente al gigante que es ahora. De hecho, podría incluso acabar con él.
Ahora todo el mundo aguanta la respiración esperando que esto sea una cuestión exclusiva de VW y no del resto de fabricantes (europeos principalmente) y que esto signifique ya una crisis a nivel de industria, lo cual considerando el peso que tiene en la economía europea, sería un tremendo desastre.
Creo que ya todo el mundo tiene claro por qué sólo VW se aventuró en el mercado americano. Y aunque ahora es mucho más obvio en el tema del diésel, el que tampoco lo hayan hecho en el mercado de gasolina sólo añade más sospechas sobre los fabricantes europeos.
El que ahora también estemos hablando de motores de gasolina y por lo tanto, de emisiones de CO2, va a obligar a las autoridades europeas a tomar decisiones al respecto. Si antes se escudaban en que el problema era de NOx (algo menos regulado en Europa), ahora ya no hay excusas.
Como ya escribí hace unas semanas al respecto, está claro que una compañía en la que ocurre esto hay algo muy roto y tendrán que además de solucionarlo internamente, responder a todo lo que les caerá de fuera.
Pero yo creo que las autoridades europeas tienen una gran responsabilidad en este tema también, y la forma en que respondieron en un primer momento, no hace sino reforzar esa idea. Forbes también habló en este sentido cuando el problema declarado era sólo con los motores diesel. La legislación europea apoyó los motores diesel sobre los de gasolina a través de subvenciones y normas de emisiones, las cuales de alguna forma eran un arancel encubierto.
No me encontrarán del lado del liberalismo extremo en el que no existan regulaciones, pero este será un caso de libro de consecuencias no deseadas de legislación en principio bienintencionada. Otro ejemplo de lo que Mark Twain definió tan bien: «…the best way to increase wolves in America, rabbits in Australia, and snakes in India, is to pay a bounty on their scalps. Then every patriot goes to raising them.»
Mientras tanto, China y EEUU están liderando la transición al motor eléctrico. ¿Qué hacían los fabricantes europeos? Seguir diseñado motores diésel «más eficientes», o más bien, que parecieran más eficientes.
La decisión a la que se enfrentan los gobiernos europeos es tremenda. Por un lado, una industria con un peso en el PIB importante, y seguramente más aún en empleos, que ha engañado a los consumidores y que en parte por decisiones legislativas, ha tomado el camino equivocado de apostar por una tecnología obsoleta.
La UE se enfrenta a dos opciones, ¿pan para hoy y hambre para mañana? ¿O intentamos recuperar el terreno perdido pero con un reajuste duro de por medio? Difícil papeleta.
En todo caso, teniendo la industria automovilística que tenemos, sería una pena que juegue un papel residual en el futuro que sin duda será del motor eléctrico. De momento, no somos líderes. Mucho tendrá que cambiar la cosa.
Por cierto, sobre todo esto hablo hoy en mi columna semanal (minuto 23) de Capital Radio dentro de La Bolsa y La Vida con Luis Vicente Muñoz.
@resbla