La omnicanalidad es un camino de doble dirección

Viajes y mucho trabajo me impidieron publicar esto el lunes cuando se emitió mi columna semanal en Capital Radio dentro del programa de Luis Vicente Muñoz.

La omnicanalidad es una de las palabras más de moda en el mundo del marketing, distribución y retail. Como todas las palabras de moda, ya se está abusando de ella y cada uno está entendiéndola a su manera.

Si en mi anterior etapa en Intel pude ver de cerca la evolución del mundo del retail desde el «otro lado», ahora en esta nueva etapa estoy viendo como hay una infinidad de startups intentando hacer realidad la promesa de la omnicanalidad, mientras también es muy interesante ver el diferente papel que están tomando los diferentes retailers.

En el lado de los retailers tradicionales, hay diferentes velocidades. Algunos, todavía ven toda esta ola digital como algo de lo que defenderse y una gran amenaza para su modelo de negocio. Por otro lado, otros (los menos), han abrazado las tecnologías que permiten esa ansiada omnicanalidad como una oportunidad para poner en valor sus ladrillos y sus marcas y pelear también en el mundo digital con los recién creados gigantes del comercio electrónico.

Pero es muy curioso ver como del lado de los etailers la omnicanalidad también es una disrupción. Algunos de ellos estaban seguros de que el futuro del comercio era 100% electrónico y todavía algunos no se han dado cuenta de que no, de que será híbrido. Los que sí se han dado cuenta, y el ejemplo más notorio es quizá Amazón, están dando los primeros pasos en la otra dirección para empezar a tener también una presencia en el mundo «analógico».

La omnicanalidad es un camino de doble dirección. Y por muy digital y moderno que te creas, la disrupción te puede venir por aquello que precisamente tú utilizaste para disrumpir a otros. Lo cual me recuerda un artículo que escribí recientemente sobre disruptores disrumpidos en Sintetia.

@resbla

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