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La vida de twitter en la era Trump será complicada

Hoy llegamos un poco tarde a nuestra cita con los technobits semanales en @Capital Radio en el programa de Luis Vicente Muñoz.

Está muy claro que el mundo no será lo mismo después de que Trump ganara las últimas elecciones en EEUU. De hecho, hace muy poco hablábamos de que estas últimas elecciones serían recordadas por ser las primeras en las que el Big Data ha sido clave y utilizado de forma importante, y lo decíamos en contraposición a las primeras que ganó Obama que fueron las primeras en las que las redes sociales fueron usadas de forma determinante para el resultado.

Obviamente, las RRSS han tenido un impacto brutal en estas elecciones también. Y de hecho, a través de las RRSS se difundieron de forma masiva noticias falsas que en muchos casos tuvieron más repercusión que las noticias verdaderas.

Las webs de noticias falsas han ido cogiendo muchísimo peso en el tráfico dentro de las RRSS durante los últimos años. Han convertido noticias llamativas que la gente leía en diagonal y compartía sin prestar mucha atención en las RRSS, en un modelo de negocio por el que ganaban dinero gracias al enorme tráfico que generaban.

Era cuestión de tiempo que este tipo de webs llegaran al mundo de la política y alguno lo hiciera con motivaciones más allá de la diversión o la de ganar algo de dinero, y lo hicieran simplemente por apoyar a su candidato, a más bien, desacreditar al contrario.

El volumen de tráfico que estos sitios han conseguido, junto a la sorprendente victoria de Trump, ha generado en EEUU un importante debate sobre el impacto que las noticias falsas tuvieron en la campaña y en el resultado final. Tanto, que recientemente Facebook y Google anunciaron que lanzarían iniciativas para intentar eliminarlas de sus redes sociales.

Twitter luego se sumó a este objetivo, pero le ha explotado un bombazo de imprevisibles consecuencias. El jefe de campaña digital de Trump, Gary Coby, publicó hace unos días un post en el que describía algunos hechos que habían ocurrido en los últimos días de la campaña en relación a twitter.

Según Coby, twitter rechazó a última hora ciertas campañas que tenían ya programadas y aprobadas desde la campaña de Trump, y muy concretamente, campañas que atacaban la campaña de Clinton. Lo curioso del caso es que siempre según él, algunas campañas habían sido acordadas con mucha anterioridad y aprobadas por twitter, y que en el momento de máximo apogeo de la campaña y de este tira y afloja con twitter, el propio CEO de Twitter fue el que personalmente paró la operación.

Esto tiene unas implicaciones muy importantes para twitter, y por extensión para todas las RRSS. Concretamente para twitter, el rechazar una operación de varios millones de dólares justo en el momento en el que más presión tiene sobre sus resultados y además, justo también cuando se han enfriado de nuevo los rumores de su inminente venta, estoy seguro que será muy complicado de digerir para sus inversores. Es de prever que Jack Dorsey tendrá que responder muchas llamas de los fondos de inversión que han invertido hasta ahora en twitter, por no imaginar las conversaciones que pueda estar teniendo con sus posibles compradores.

Pero lo que más me interesa es el impacto que esto tendrá en todas las RRSS en cuanto a su credibilidad y en cuanto a la autocensura que describe este suceso. Estando muy lejos de la ideología de Trump, me resulta inquietante que un CEO de una RRSS decida sobre lo que se comparte y no se comparte en ella.

Está claro que hay límites legales sobre lo que se puede decir en una RRSS o en cualquier otro medio de comunicación. También, que medios de comunicación privados tienen una línea editorial particular y legítima con lo que eso significa en cuanto a sus contenidos. Pero el problema es que hasta ahora al menos, no habíamos considerado las RRSS como un medio de comunicación más. Por un simple hecho, los contenidos de las RRSS son generados por los propios usuarios, más allá de la publicidad con la que convive. Y más allá de lo ilegal, hasta ahora, llámenme inocente, la expectativa era que los contenidos fluían libremente por ellas.

Si lo que dice Coby es verdad, significaría que en las RRSS existe una suerte de autocensura que depende de las decisiones de sus dirigentes, lo cual para mí es un escándalo.

Veremos dónde acaba todo esto, pero de lo que también estoy seguro es de que a Trump esto no le habrá hecho mucha gracia y no parece el tipo de persona que olvide fácilmente este tipo de cosas. Tormenta perfecta para twitter

@resbla

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