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La relocalización o reshoring, con Trump va mejor

Una de las noticias más interesantes de los últimos días, ha sido el anuncio por parte de Apple de un fondo para el desarrollo de lo que en EEUU llaman «fabricación avanzada» y nosotros en Europa, Industria 4.0.

Tan interesante, que hemos hablado dos veces de ello en Capital Radio. La primera, en el #techno-bits habitual con Luis Vicente Muñoz:

 

Y después, con Raquel Rero en el espacio semanal de innovación:


 

Recapitulemos un poco, justo después del anuncio de resultados de hace unos días, Tim Cook, CEO de Apple, anunció la creación de un fondo de mil millones de dólares para invertir en la Industria 4.0. Pocos detalles más sabemos de momento, pero parece ser que ese fondo podría funcionar desde para crear capacidades manufactureras de la propia Apple en suelo americano, la inversión en empresas (startups) punteras en este ámbito, hasta la formación en nuevas tecnologías.

Todo esto se engloba dentro del esfuerzo de Apple en reforzar su imagen como creador de empleos en EEUU, y se puede ver como un paso adelante en la tan ansiada relocalización de empleos en economías desarrolladas.

Trump seguro que se alegró especialmente después del anuncio. En su campaña, eligió varias veces a Apple como blanco de sus críticas a empresas americanas que habían deslocalizado producción a países como China.

Tampoco hay que olvidar que Trump está sopesando un cambio fiscal que permitiría a empresas como Apple, con mucho dinero en el extranjero por motivos fiscales, repatriar ese dinero sin pagar muchos impuestos. Así que alguno puede pensar que Apple ha querido congraciarse con Trump, alguien con el que Cook no hace buenas migas.

En todo caso, sea cual sea el motivo, estoy seguro de que son buenas noticias para EEUU y debería ser un ejemplo de camino a seguir por otros países desarrollados (el resultado, no el camino).

Y es que la promesa de la Industria 4.0 siempre fue esa. La de que aplicando las últimas tecnologías aplicadas a la fabricación, cosas como la impresión 3D, internet de las cosas, robótica de última generación, big data, inteligencia artificial traería de vuelta muchos de los trabajos que se deslocalizaron durante las últimas décadas

Resumiendo mucho, la primera revolución industrial fue la del vapor, en la que se empezó a mecanizar los trabajos en fábrica. La segunda, la de la electricidad y las líneas de montaje. La tercera, fue la de los ordenadores y los primeros robots, que hacía que hiciéramos lo mismo más rápido y con menos mano de obra. Pero la cuarta, significa un cambio en la forma de hacer las cosas. La fábrica se vuelve inteligente, se fabrica de forma eficiente, con un bajo impacto medioambiental, prácticamente bajo demanda y de una forma muy flexible.

Como decíamos, los expertos siempre habían predicho que este tipo de fabricación haría volver mucha fabricación a los países consumidores. Frente al modelo de la globalización en el que la fabricación se había ido a países que en principio no eran los consumidores de esos productos.

Sin embargo, aunque se ha observado cierta relocalización, no se puede atribuir a las bonanzas de la Industria 4.0. En realidad, la subida de costes laborales en China, la bajada de costes laborales en casa, y los costes ocultos que muchos fabricantes descubrieron en la deslocalización, ya había hecho que algunos relocalizaran su fabricación.

Además, los avances en estas revoluciones no son tan inmediatos como tendemos a pensar. Son graduales y lentos, y hasta que no están bien probados, no tienen una implementación masiva.

Así que el anuncio de Apple es importante, muy importante. Si alguien de un sector cuya fabricación está tan concentrada en China es capaz de desarrollar tecnologías que le permitan fabricar de forma eficiente en EEUU, teniendo en cuenta que la clave de la fabricación de electrónica en China no es tanto la mano de obra sino la existencia de un clúster de fabricación en la que los fabricantes de componentes y sus ensambladores están puerta con puerta, mucha gente seguirá sus pasos.

Eso sí, que no espere Trump, ni ninguno de sus votantes, que con esta relocalización volverán los empleos que se marcharon. Los empleos que volverán serán menos, pero eso sí, mucho más cualificados. Programadores, técnicos en robótica, analistas… Igual que las fábricas 3.0 tenían muchos menos empleados y más cualificados que los de la 2.0, ocurrirá lo mismo en la 4.0

Y por último, esta relocalización no ocurrirá de forma natural en los países que fueron «emisores de deslocalización». La relocalización pasará en países preparados para ella. Dónde haya las infraestructuras, el talento, el capital y las políticas públicas que la faciliten. Esta relocalización hay que verla como un juego de suma cero, y por lo tanto, habrá ganadores y perdedores.

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