Los mediocres esperan a las subvenciones para innovar

Desde hace unos días estamos leyendo en la prensa noticias sobre el Grupo Zed y las supuestas irregularidades en relación con subvenciones y diversas ayudas públicas. Están saliendo declaraciones de trabajadores del grupo diciendo que trabajaban en proyectos subvencionados y no hacían nada. Desgraciadamente, no me ha sorprendido, y no porque conozca de cerca lo que hacían en el Grupo Zed.

De eso hablamos en el #techno-bits de esta semana, siempre en Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

 

Siempre me ha sorprendido el acalorado del debate sobre la evolución de la partida de I+D+i en los Presupuestos Generales del Estado. Está claro que durante la crisis ha sido una de las partidas que más ha sufrido y aún hoy, está lejos de las cifras pre-crisis. Algo sin duda de lo que preocuparse, ¿pero es lo que más nos debería preocupar sobre el panorama del I+D+i patrio?

Habría mucho que decir si además entramos en el detalle de qué entra en ese presupuesto, su reparto en cuanto a inversión directa, préstamos, etc, pero no vamos a poner el foco hoy ahí.

Cuando oigo hablar sobre el presupuesto público de I+D+i siempre he pensado que un país que depende de los fondos públicos para ser innovador, probablemente no lo sea mucho. Y efectivamente, los datos parece que refuerzan esa visión.

Si pensamos en los países que siempre reconocemos como más innovadores, Japón, Corea del Sur, Alemania, EEUU… Todos tienen una cosa en común cuando vemos a su estructura de gasto en I+D+i, el mayor peso del gasto privado sobre el total. En todos (incluido EEUU con su enorme gasto público militar en I+D+i), el gasto del sector privado sobre el total del gasto en I+D+i del país es siempre más del 60%. En casos como Japón o Corea más cerca del 80%. En España, no llegamos ni al 50%.

Dicho esto, no cabe duda de la importancia del gasto público en la capacidad innovadora de un país. Hay un tipo de I+D+i que es muy complicado para el sector privado y que tiene mucho sentido que el sector público lidere. Investigación básica, I+D+i en campos o en fases de mucho riesgo son los primeros que vienen a la mente. Investigación en sectores con mucha tracción (sanidad, defensa, aeroespacial, energía…) suelen ser también sectores propicios para la inversión pública. Y los países innovadores son también punteros en este campo a través de inversiones públicas (piensen si no en la historia de Silicon Valley por ejemplo). Pero el gran problema es cuando el sector privado asume que las subvenciones son el motivo por el que innovar.

Y desgraciadamente, todavía en España hay demasiadas empresas que piensan así. No todas claro. Tenemos grandes y pequeñas empresas, empresas líderes mundiales y otras que son competitivas y excelentes que ya han hecho del I+D+i una ventaja competitiva haya o no subvención. Saben que es algo obligatorio y una de las claves de su supervivencia y éxito.

De la misma manera que ninguna empresa espera una subvención para salir a vender y poner comerciales en la calle, estas empresas han hecho de la innovación algo central de su modelo de negocio, y no esperan a que se publiquen las subvenciones para tomar decisiones de inversión.

Pero el problema son las otras, las empresas mediocres que no innovan si no hay subvención de por medio. Incluso peor, las empresas que han hecho de las subvenciones un modus vivendi. Desgraciadamente de esas, hay demasiadas en este país.

Más allá del ejemplo de Zed en el que además de todo esto parece que había conductas criminales, hay demasiadas empresas que piensan así. La imagen que encabeza este post, viene de una consultora que se dedica a buscar y gestionar subvenciones para terceros. Creo que es bastante descriptiva.

Pero en esos terceros, hay demasiadas empresas en el que las subvenciones vienen primero y el I+D+i viene después. Hay demasiadas empresas en las que las decisiones sobre innovación se toman en base a la disponibilidad de subvenciones. Empresas que gastan muchísimos recursos y esfuerzos en conseguir, gestionar y justificar subvenciones.

Esto daría para mucho si nos pusiéramos a hablar del grado de eficiencia de la innovación y de la economía a nivel macro, pero obviamente se escapa del objetivo de este artículo de hoy. Sin embargo, debería darnos que pensar a todos si es razonable que todo esto exista y qué vamos a hacer para cambiarlo.

De momento, yo creo que lo que primero debería venirnos a la mente cuando hablamos de I+D+i, y de cómo mejorar la situación en cuanto a nuestra capacidad innovadora, no es tanto la discusión sobre presupuestos, sino el cambio de mentalidad tan necesario de todos los agentes involucrados en ella. Un cambio que nos lleve a poner la innovación en el centro de los modelos de negocio, y no en el centro de nuestras campañas de marketing.

@resbla

 

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