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El Caballo de Troya de Montoro

Hace unos días compré un trasto a través de wallapop, una plataforma de «economía colaborativa» de compra y venta de objetos de segunda mano entre particulares. Pregunté al vendedor si podía hacerle una transferencia por comodidad, poco más de 300€, a lo que me respondió que después de lo que había dicho Montoro unos días antes prefería que le pagara en efectivo.

De eso hablamos en el #techno-bits de Capital Radio de esta semana con Luis Vicente Muñoz:

 

Lo que dijo Montoro es que las operaciones de segunda mano que se realizan a través de esas aplicaciones están sujetas a impuestos como el de Transmisiones Patrimoniales, algo que por otra parte, no debería sorprender a nadie.

Hacienda ya lleva tiempo solicitando información sobre las operaciones que se llevan a cabo en algunas de estas plataformas, y lleva tiempo también preparando una normativa específica para sitios como AirBnb.

Y es que si estuviéramos en los zapatos de Montoro, también haríamos lo mismo. Unas aplicaciones que concentran la mayoría de operaciones de diferentes segmentos de «economía informal» son una mina de oro para quien quiera hacer aflorar esa economía informal.

Recuerdo hace años, cuando estaban muy de moda las startups de «economía colaborativa» (lo pongo entre paréntesis porque en esa época en realidad era un eufemismo para economía informal), hablando con varios emprendedores que tenían proyectos en áreas de economía sumergida (contratación de profesores particulares por ejemplo) comentando los riesgos de su proyecto, yo siempre les decía que uno muy grande es que Hacienda viera que más que un riesgo para ellos, este tipo de aplicaciones era una gran oportunidad.

Cogiendo el ejemplo de los profesores particulares, mercado que se mueve prácticamente en su totalidad en la economía informal y en la que se pagan pocos impuestos, si una aplicación copara el mercado como lo ha hecho AirBnb con el alquiler vacacional, sería muy fácil para Hacienda ir a esa empresa y pedirle los datos de sus usuarios para empezar a pedir los impuestos correspondientes a sus usuarios.

De hecho, me atreví a prever que en el momento que eso pasara por primera vez, esto de las aplicaciones de «economía colaborativa» se quedaría en una moda pasajera. Me equivoqué en la segunda parte de la predicción, pero sí que acerté en que para Hacienda todas estas aplicaciones serían de mucho interés.

De hecho, pensándolo fríamente, en realidad Hacienda haría bien en fomentar el uso de estas aplicaciones y no ir contra ellas. La economía informal ha vivido de siempre de la incapacidad de hacer un seguimiento sobre los flujos monetarios y las personas involucradas. Este tipo de aplicaciones cambia eso, todas tienen una información muy detallada sobre quién, cuándo, qué y cuánto, lo cual abre la puerta a una automatización de ese pago de impuestos.

Porque imaginemos que quisiéramos ser escrupulosos con el pago de impuestos en la operación de la que hablo. Un servidor (el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales lo paga el comprador) tendría que presentar un formulario modelo 600 en la Comunidad de Madrid y pagar 12€. Como os podéis imaginar, incluso para los más anarcoliberales poco amigos de los impuestos, la mayor barrera para el pago del impuesto no son los 12€, sino el engorro y el tiempo necesario para hacerlo.

En cambio, si el pago de impuestos estuviera automatizado, no creo que mucha gente huyera de su uso. De hecho, ya hemos visto como las diferentes AAPP están pidiendo datos fiscales a AirBnb, y no por eso están dejando de utilizarse.

Y es que si cuando hice la predicción aquella, hubiera tenido más en cuenta las enseñanzas del último Nobel de economía, Richard Thaler, seguramente habría llegado a la conclusión de que en general el problema mayor no es pagar impuestos, lo que más nos molesta es ser conscientes de que los pagamos. El IVA lo tenemos integrado en el PVP por un buen motivo.

En todo caso, no quiero acabar sin recordar que la reutilización es un pilar importante de la tan de moda y tan necesaria economía circular. En esta línea, sería interesante tener una discusión sobre la racionalidad de gravar una actividad que ayuda a todos a través de generar menos residuos y basura, la reutilización de objetos que han perdido utilidad para su actual propietario. O si por el contrario, habría que fomentarlo y facilitarlo.

@resbla

 

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