Softbank nos recuerda que la carrera por el coche autónomo no es de velocidad, es de obstáculos

Hace no tanto tiempo, los incumbentes del mercado del automóvil parecían acabados. El escándalo de Volkswagen, ventas estancadas, millenials que no quieren poseer un coche, y empresas que llegaron a ser hasta rescatadas en EEUU. Ante esa perspectiva de mercado y la posibilidad desde un punto de vista tecnológico de conseguir coches autónomos que disrumpieran la industria, las tecnológicas parecieron en un momento que simplemente pasarían por encima de los fabricantes tradicionales, como ya hicieron con las majors de música, las televisiones o los periódicos.

Sin embargo, estamos en 2018 y ese escenario es cada día que pasa menos posible. Y la inversión por parte de Softbank en Cruise, empresa de General Motors, de 2300 millones de dólares, a los que la propia GM sumará otros 1100 millones, parece reforzar esa idea de que no, no será el coche autónomo el que disrumpa a los fabricantes de coches.

De esto hablamos en el #techno-bits de esta semana en Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

 

Pero primero, hablemos un poco de Cruise y de la inversión de Softbank. Cruise pasó por Y-Combinator con la idea de desarrollar kits que permitieran convertir coches normales en coches autónomos. Poco después GM compró la compañía, y desde entonces se centró en el desarrollo de coches autónomos dentro de la compañía, especialmente el Chevy Bolt.

Ahora, SoftBank a través de sus Vision Fund, aterriza en Cruise, incluyendo una inversión extra de GM en la compañía. Con casi 3500 millones de dólares en el banco y esos dos gigantes detrás, Cruise se convierte en un competidor aún más formidable.

Esta operación llega en un momento crítico para el sector en el que algunos de las apuestas que parecían más seguras lo están pasando mal, y otros, están resultando mucho más duros de pelar.

De los que nacieron fuera del sector y específicamente centrados en pasar por encima de los fabricantes tradicionales, Uber lleva varios meses con sus coches parados después de una serie de accidentes. Su CEO ha señalado su intención de volver a las pruebas este verano, pero sin duda ha sido dura esta parada. Por si fuera poco, y en un giro dramático que hubiera parecido hace muy pocos meses, también ha hablado de la posibilidad de aliarse con Waymo (Google). Así que poco parece que les haya durado el cabreo por el juicio que terminó con Uber pagando una compensación a Google por robo de secretos industriales. Y no hay que olvidar que SoftBank es uno de los mayores inversores en Uber.

Por otro lado, Tesla también ha sufrido con los accidentes de sus coches, pero con lo que más está sufriendo es con los problemas para aumentar el volumen de fabricación de sus Modelos 3, muy lejos de las (siempre) positivas previsiones de Musk. La hiperrobotización de su fábrica que se suponía que sería una ventaja competitiva se ha convertido en un problema y ahora se está dando cuenta de que fabricar coches es más complicado de lo que pensaba.

Luego, en el grupo de las tecnológicas tradicionales pero que sonaron con fuerza para lanzar coches con marca propia están Apple y Google.

Google, con Waymo, parece que es el líder en la carrera hacia el coche autónomo. Son los que más kilómetros han hecho, en sitios más diferentes, y son los que menos interacción humana necesitan. Sin embargo, no parece que tengan ningún plan de lanzamiento de un coche propio. De hecho, están firmando acuerdos con diferentes fabricantes tradicionales. El más amplio, con FCA (el grupo creado por Fiat y Chrysler) con los que acaban de ampliar su acuerdo para equipar 62000 vehículos con su tecnología y lanzar un servicio de taxi a finales de este año.

Por su lado, Apple del cual se rumoreó durante mucho tiempo que lanzaría un coche con su marca, ahora parece que también se lanza a firmar acuerdos con fabricantes tradicionales. La realidad es que está aumentando de forma considerable el número de coches en las carreteras de California, y ahora tienen más que la propia Waymo. Además, con más de 250000 millones de dólares en el banco, tiene dinero de sobra para atajar, incluso comprando un fabricante de coches. En todo caso, su último movimiento, firmar un acuerdo con VW para equipar unas furgonetas con su tecnología y trasladar empleados entre sus sedes.

Y luego tenemos el grupo de las tecnológicas pero que en vez de buscar construir soluciones completas, están proveyendo piezas de la solución a otros en una estrategia de «horizontalizar» la industria. Intel y NVidia están siguiendo esta estrategia y tienen fuertes acuerdos con los fabricantes alemanes, lo cual es una apuesta segura en este mercado. Si nvidia está trabajando con Mercedes y Audi, Intel lo hace con BMW a través de Mobileye, startup israelita que compró recientemente. Por cierto, de esta última vimos uno de sus coches saltándose un semáforo en rojo hace poco.

 

Así que sí, el tema está más complicado que seguir las relaciones familiares en Juego de Tronos. E igual que allí, las alianzas y las relaciones son muy fluidas. Este gráfico intenta explicar la situación, aunque en realidad nos confirma lo complicada que es.

Estamos muy lejos de esos momentos iniciales de esta carrera por el coche autónomo en el que todos los gurús decían que iríamos en coches de marca Apple y Google y que las marcas tradicionales tendrían el futuro de las majors de música. Y aunque es difícil aventurarse a hacer una previsión en este momento, sí que parece claro que los fabricantes tradicionales van a ser parte importante de ese futuro. No, no les van a pasar por encima.

@resbla

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