El Futuro era las estrellas fugaces artificiales
El pasado viernes, una startup japonesa llamada Astro Live Experiences (ALE) lanzaba utilizando el cohete Epsilon de la Agencia Espacial Japonesa su primer satélite artificial.
Esto de que startups manden diferentes ingenios al espacio está dejando de ser noticia. Pero claro, cuando el objetivo del proyecto parece sacado de una película de ciencia ficción, casi de James Bond, pues se merece que dediquemos este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz a esta historia:
ALE tiene como objetivo generar la primera lluvia de estrellas fugaces artificial de la historia. La intención es que a principios del año que viene, se generará esta lluvia de estrellas sobre Hiroshima. ALE estima que se podrá ver en un área de 200 kilómetros cuadrados por más de 6 millones de personas.
Por artificial quieren decir generada, controlada y programada, en definitiva, algo diseñado exclusivamente para tal fin, porque «lluvias de estrellas artificiales» tenemos unas cuantas.
Lo que pasó el viernes es el primer paso para esta primera prueba. Este lanzamiento es el primero de dos satélites necesarios para esta primera lluvia de estrellas.
Este primer satélite ALE-1, está ahora mismo orbitando a 500 kilómetros de altura. Gracias a una especie de cometa, empezará a bajar hasta los 400 kilómetros de altura, la órbita desde la que operará de forma estable y que ha sido elegida por motivos de seguridad.
En breve, ALE-2, su segundo satélite, que se unirá a ALE-1 para lanzar unos 20 «perdigones» de un centímetro de diámetro que se volverán incandescentes y se quemarán a medida que entran en la atmósfera.
Con una magnitud aparente de -1, se podrán ver desde ciudades muy iluminadas cómo Tokio. No sólo eso, serán de diferentes colores, por lo cuál se podrán configurar lluvias de estrellas con los colores que se deseen. Además, se lanzarán a una velocidad bastante menor de a la que entran los meteoros naturales, por lo que se podrán ver hasta durante 10 segundos iluminados en el cielo.

ALE ha difundido un vídeo con una recreación de cómo esperan que sea un espectáculo con su tecnología.
No me cabe duda del impresionante e interesante reto tecnológico que tiene esta aventura. Tampoco de que es muy probable que haya cierta demanda por algo así. Esto probablemente sea la guinda del pastel para los diferentes espectáculos kitsch que hay en determinadas ciudades del mundo. Aunque también creo, que 20 estrellas fugaces de colores va a ser algo que nos deje de impresionar muy rápido.
En todo caso, y a pesar de lo alucinante que me parece el proyecto, se me ocurren pocas cosas más extravagantes y superfluas que esto de las lluvias de estrellas artificiales.
De hecho, esto podríamos colocarlo en la lista ideas extravagantes junto con la de Ellon Musk de lanzar un Tesla al espacio.
O esta de una startup americana, Rocket Lab, que en una de sus pruebas de cohetes mandó una especie de bola de discoteca, llamada pomposamente Humanity Star, al espacio. Aunque consiguieron ponerla en órbita y conseguir que fuera un objeto visible a simple vista, el objeto entró de vuelta a la atmósfera mucho antes de lo esperado y sólo estuvo unas pocas semanas en órbita.

Pero cómo hay un suministro inacabable de gente con malas ideas, en Rusia hay una empresa que quiere llevar todo esto un poco más allá. Startrocket quiere mandar un enjambre de minisatélites con luces LED que sirvan para formar lo que podríamos llamar vallas publicitarias espaciales.

Que a algunos como un servidor, todas estas cosas nos gusten y nos inspiren, no significa que estén bien. Tenemos el espacio alrededor de la Tierra ya hecho unos zorros, lleno de basura espacial que cada vez es un problema más serio para las cosas que de verdad importan.
Y parecerá sorprendente, pero todos estos proyectos son perfectamente legales. La irrupción de empresas y startups en el que hasta hace poco era coto privado de agencias estatales ha dejado las leyes del espacio totalmente obsoletas.
Urge un poco de orden.
@resbla