Donde dije veto, digo…

De la misma forma que llegó, se fue. El veto que Trump impuso a Huawei a través de una orden ejecutiva desapareció después de una rápida reunión entre Trump y Xi en una ininteligible rueda de prensa.

De todo esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

Pero primero, empecemos por el anuncio en el que el propio Trump nos cuenta sus planes sobre el veto que él mismo impuso por el que las empresas americanas no podían seguir vendiendo productos ni servicios a Huawei.

Por si no lo entendéis, la transcripción: «We mentioned Huawei. I said we’ll have to save that until the very end. One of the things I will allow, however, is — a lot of people are surprised we send and we sell to Huawei a tremendous amount of product that goes into a lot of the various things that they make — and I said that that’s OK, that we will keep selling that product

Y si tampoco lo entendéis bien, no os preocupéis, no es vuestro nivel de inglés. En todo caso, parece claro que Trump permite de nuevo que Huawei compre tecnología de empresas americanas que no sean una amenaza a la seguridad nacional americana, y hasta ahora eso sólo se refería a infraestructura de telecomunicaciones, y muy particularmente, de 5G.

¡Vaya mes y medio! Desde que el 15 de mayo se publicara la «Orden Ejecutiva para la seguridad de la cadena de suministro de las tecnologías y servicios de comunicaciones y información» han pasado bastantes cosas.

Primero vimos la inmediata reacción de las grandes (Intel, Microsoft, Google, Qualcomm, ARM…) que liquidaba el incipiente negocio de Huwaei en portátiles y ponía en serias dificultades el negocio de móviles en Europa.

A esto, y ante continuos anuncios por retailers y operadoras de dejar de vender sus móviles, Huawei hizo todo lo posible por transmitir un mensaje de calma centrando su discurso en que a pesar del veto, seguirían adelante. Empezaron a hablar abiertamente de que llevaban años trabajando en un sistema operativo alternativo a Android.

A su vez, Hisilicon, empresa del grupo que fabrica los procesadores de alta gama de los móviles de Huawei, advirtió de que también llevaban tiempo preparándose para una situación así.

No sólo eso, hace pocos días Huawei lanzó una campaña que a mí personalmente no me gustaba mucho acompañada de insistentes cuñas de radios e «influencers» hablando indisimuladamente de su confianza en la marca.

A pesar de todo esto, al CEO de Huawei no le quedó otra que reconocer todo esto tendría un impacto de unos 30000 millones de dólares y que sus ventas de móviles se habían desplomado a la mitad.

Pero lo interesante empezó a ocurrir hace unos días cuando el New York Times publicó que las empresas tecnológicas americanas habían encontrado la forma de «saltarse» la Orden Ejecutiva y que volvían a vender de forma normal a Huawei.

Concretamente, en la noticia se mencionaba a Intel y Micron. Según parece, bien asesorados por abogados, el «truco» pasaba por vender productos no fabricados en EEUU. Según el punto de vista de un experto, la Orden Ejecutiva sólo afecta a productos fabricados en EEUU, no a productos (o servicios) fabricados por empresas americanas fuera de EEUU. El NYT hablaba de que el volumen de negocio con Huawei había vuelto a la normalidad para estas empresas.

Unos días después, ahora el Wall Street Journal, aseguraba que Apple había decidido llevar la producción de su único producto aún fabricado en EEUU, la joya de la corona, el Mac Pro, a China y se lo había contratado a Quanta, uno de los ODMs más importantes. Esto, que tiene varias lecturas, sin duda también daba un mensaje claro sobre lo que podía pasar posteriormente en la cumbre del G20, una relajación de la tensión entre EEUU y China.

Y entonces, ¿qué ha pasado? ¿Por qué de repente Trump echa marcha atrás?

Pues se podría pensar que era parte de la estrategia. 30000 millones de daño a la joya de la corona para demostrar el poder de EEUU y sentarse a negociar con una carta rápida para suavizar las cosas.

También que las presiones internas de los gigantes tecnológicos han sido tan fuertes que finalmente Trump ha tenido que ceder. O que ante la realidad de que las tecnológicas se estaban pasado ya por el arco de triunfo su orden ejecutiva, era incluso más ridículo mantenerla. Imposible poner puertas al campo.

O peor, que esto es reflejo de que no hay una estrategia clara y Trump va dando tumbos y a decisiones «gonadales».

No creo que sepamos nunca por qué lo hizo, así que elijan la que más les encaje en su sesgo de confirmación. En todo caso, es probable que sea una mezcla de varias.

Eso sí, ya lo dijimos hace unas semanas cuando todo esto empezó. El mundo no volverá a ser igual. Para China, esto será el espaldarazo final a su plan Made in China 2025 que ahora, más que nunca, es crítico para su futuro.

Ya se han empezado a levantar estatuas de Trump en China.

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@resbla

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