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La micromovilidad no es negocio

Llevamos varias semanas de continuas malas noticias en el sector de la micromovilidad. Da igual que sean patinetes, bicicletas, motos o coches compartidos, todas las empresas del sector lo están pasando mal.

La mayoría de ellas son startups, y sus inversores se están cansando de inyectar dinero a lo que ahora mismo parece un pozo sin fondo. Y por supuesto, Softbank está en algunas de ellas.

De todo esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

 

El sector de la micromovilidad ha sido un raro caso en el que inversores, público y políticos han estado de acuerdo en sus beneficios para la sociedad, y concretamente, para las ciudades.

Cierto es que ha habido diferencias importantes en cuanto a la opinión sobre quién y cómo debería gestionarlo, pero en general, existe consenso en que la micromovilidad será una parte importante del transporte urbano en el futuro próximo desplazando al vehículo privado.

alternatives to car ownership by trip length

A nivel de inversión de capital riesgo, la micromovilidad ha sido una locura sin precedentes y nos ha generado el unicornio más rápido de la historia. Bird lo consiguió en poco más de un año después de su fundación.

El negocio se espera que sea enorme…

Pero el problema es el negocio actual. Más allá de las continuas y abultadísimas pérdidas de Uber y Lyft y que cada vez parece más difícil que vayan a ser capaces de dar la vuelta. Por cierto, tanto uno cómo otro tienen también servicios de patinetes y bicicletas. Uber a través de la compra de Jump, y Lyft con un servicio que también ha recortado de forma importante recientemente.

Hablando de bicicletas, todos hemos visto las pilas de bicicletas que la increíble caída de las startups chinas de bicicletas compartidas han dejado por todo el mundo, aunque muy especialmente en China. De las más grandes, Mobike sigue operativa, pero Ofo dejó una bancarrota catastrófica.

Pero las cosas no van mejor para las empresas de carsharing. Hace pocas semanas, la filial de Car2Go en EEUU anunciaba que cesaba operaciones en todo norteamérica pocos meses después de dejar China. A pesar de que Car2Go es sin duda el líder mundial en carsharing y de que parece que es un negocio rentable, se ve que BMW y Damlier (sus dueñas) no parece que vean un potencial negocio importante en el carsharing antes de la llegada de los vehículos autónomos.

Las motos compartidas tampoco parece que vayan muy bien. Coup, una startup alemana propiedad de Bosch, que operaba más de 1300 scooters en Madrid cerró de un día para otro dejando muchas de esas motos tiradas en la calle.

Y tampoco los patines van mucho mejor. Después del patinegedón que se fue tan rápido cómo llegó, han ido sorteando cómo han podido las nuevas normativas que han ido surgiendo en cada una de las grandes ciudades del mundo. Pero tantos problemas han tenido sus víctimas. La última, el mayor unicornio del sector, Lime abandona latinoamérica y algunas otras ciudades en EEUU, en total, 12 ciudades.

Cómo decía antes, creo que nadie duda que estas soluciones de micromovilidad están aquí para quedarse. Sin embargo, no está muy claro cuál es el modelo de negocio viable, o peor, si esto es negocio.

Y es que a pesar de los miles de millones que han levantado estas empresas, y los millones de usuarios que han conseguido en todo el mundo, creo que estas startups no fueron capaces de prever tres cosas:

  • La altísima tasa de vandalismo. Desde hackeos, hasta robos para venderlos en países del tercer mundo, pasando simplemente por el maltrato. Los gastos de mantenimiento, que ya de por sí eran muy altos, se han disparado.
  • Las restrictivas normativas que han emergido en las grandes ciudades. Con una dificultad añadida, cada ciudad está tomando decisiones diferentes y ni siquiera en un mismo país hay una normativa homogénea.
  • El coste de adquisición que no baja. En general, las startups apuestan a que sus costes de adquisición de nuevos usuarios irá bajando gracias a economías de escala y de red, además de generación de eficiencias. Esto es por lo que apuestan los inversores con su dinero. Sin embargo, entre la enorme competencia entre empresas y diferentes tipos de micromovilidad, y que el número de usuarios nuevos no crece de forma rápida, estos costes están lejos de disminuir.

Creo que vamos a ver una especie de «invierno de la micromovilidad» hasta que no empiecen a aparecer vehículos autónomos que no sólo mejorarán la experiencia de usuarios, sino que abaratarán su mantenimiento al ser capaces de ir solos a los centros de mantenimiento o carga.

Mientras tanto, no les va a quedar otro remedio a los ayuntamientos que quieran tener una buena oferta de servicios de micromovilidad que explorar el incorporar algunos de estos servicios a sus empresas públicas de transporte.

Es debatible si esto debe o no ser un servicio público, pero la realidad es que los únicos servicios de verdadero éxito en diferentes partes del mundo son los servicios de bicicletas compartidas cómo en Londres, Nueva York o Madrid que con diferentes grados de gestión publico-privada han conseguido sobreponerse a los grandes retos de estos servicios.

@resbla

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