Nunca nos arrepentiremos lo suficiente por normalizar las videoconferencias

Llevo todas estas semanas de encierro por el coronavirus haciendo alguna pequeña broma sobre el teletrabajo y las videoconferencias en twitter, no soy muy gracioso la verdad, pero además es que había algo de «medio en broma y medio en serio» en todas ellas.

Hoy voy a centrarme un poco en la parte seria, y aunque sé que tengo la batalla perdida, creo que nunca nos arrepentiremos lo suficiente por haber normalizado las videoconferencias durante esta crisis.

De esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

Empiezo reconociendo que no soy muy amigo de las videoconferencias. En realidad, hasta ahora, casi nadie lo era, de hecho era bastante generacional y sólo los millennials eran usuarios habituales de servicios de videoconferencia.

Sin embargo, la crisis del coronavirus va a cambiar muchas cosas, y esto también. Será el cisne negro que normalizó para siempre las videoconferencias. Aunque no puedo resistirme a hacer una última intentona para que no sea así.

Creo que os será difícil encontrar a alguien que lleve cerca de 20 años teletrabajando, la gran mayoría de ellos en grandes empresas. Durante todo ese tiempo, siempre estuvo disponible la tecnología para hacer videoconferencias, pero había siempre un acuerdo tácito de no hacerlas. Nadie las esperaba, y nadie las hacía. De hecho, durante un cierto tiempo era cool poner una pegatina en la cámara del portátil. Yo opté por deshabilitarla directamente quitando los drivers de todos mis ordenadores.

Sólo en mis incursiones en el mundo startupero la expectativa fue que las conferencias también tengan vídeo. Sin embargo, el no tener la cámara habilitada siempre me sirvió de excusa.

La cosa está cambiando, y de forma radical. Al principio de la crisis, no se notó un gran cambio. Pero de un par de semanas para acá, y sobre todo coincidiendo con el encierro, de repente todo el mundo quiere hacer videoconferencias. Incluso los que nunca quisieron antes.

Me he encontrado en la situación un poco kafkiana en la que gente con igual o más experiencia que yo en trabajo remoto ha pasado los cinco minutos habituales de conversación trivial al inicio de cualquier reunión hablando de lo alucinante que eran las soluciones actuales de videoconferencia con todas las caras de los participantes en un mosaico delante de ti. Hemos sustituido el tiempo por las videoconferencias como protagonista de la charleta de calentamiento en cualquier conferencia.

He de decir que ya he empezado también a ver cierto desgaste en algunas personas que habían (re)tomado las videoconferencias con pasión. Y quizá, alguna semana más de encierro pueda hacer mella incluso en los más convencidos. Sin embargo, y espero equivocarme, creo que no hay vuelta atrás.

En todo caso, más allá de apelar a mi fobia por la videoconferencia, voy a intentar daros cuatro razones por las que debemos parar esto antes de que sea demasiado tarde y los videoconferenfóbicos seamos la minoría.

La primera, las buenas videconferencias, con buena calidad, necesitan de una buena conexión a internet. Y si no las vas a hacer con buena calidad, ¿para qué hacerlas?

Video Conferencing Bandwidth Requirements

Y no sólo eso, la latencia es casi más importante para que la conversación sea fluida. Más de 150 milisegundos y se hace muy pesada y el vídeo añade mucha latencia a cualquier conferencia. Alguno puede pensar que esto es moco de pavo para las conexiones que tenemos en casa, y es cierto en condiciones normales, sin embargo, ahora mismo que hasta la Unión Europea ha pedido a Netflix que baje la calidad de sus vídeos, la cosa se complica.

Segundo, privacidad. Más allá de lo gracioso que pueda ser (la primera vez) que tus hijos o tu perro se meten en tu videoconferencia, estás mostrando una habitación de tu casa. En esa habitación, a pesar de que casi todo el mundo prepara a conciencia lo que se ve en el encuadre (esta podría ser otra razón para no hacerlas, el estrés que provocan), es inevitable que se cuelen cosas que dicen mucho de nosotros.

¿No os habéis encontrado cotilleando lo que se ve de la casa de vuestro interlocutor? En un momento en el que parece que por fin nos empieza a preocupar la privacidad digital, no parece que abrir ventanas de vídeo directamente a nuestras casas sea una buena noticia. De hecho, la semana pasada nos enteramos que zoom manda información a facebook seas usuario o no.

Para solucionar estos problemas, los fabricantes de soluciones de videoconferencia están trabajando en filtros y demás herramientas que hasta permitan personalizar el fondo sobre el que apareces en la videoconferencia. El otro día tuve mi primera videoconferencia en la que mi interlocutor utilizaba una solución para difuminar el fondo… Mi recomendación, no la utilicéis, es un desastre.

Otra opción es irse al nivel profesional y comprase este panel verde portátil para poder personalizar el fondo de nuestras videoconferencias. No sé qué deciros la verdad…

La tercera, todos sabemos lo importantísimo que es el contacto visual en una conversación. Y una verdad incómoda de las videoconferencias es que hasta que no pongan las cámaras detrás de las pantallas, y eso es difícil por razones obvias, es imposible hacer contacto visual en una videoconferencia. O miras a la pantalla y por lo tanto a tu interlocutor, o miras a la cámara con el vano intento de hacer contacto visual pero dejando de ver a la otra persona.

Un ejemplo:

Y la última, la que si no os he convencido aún será la definitiva. Para las videoconferencias es obligatorio sentarse y con horas y horas de reuniones virtuales, esto es muy malo para la salud. En un mundo precrisis en el que las reuniones andando (walking meetings) se estaban poniendo de moda, no parece sensato pasar a estar sentados videoconferencia tras videoconferencia.

Las conferencias sin vídeo ganan por goleada. Te pones los cascos, te levantas, e incluso puedes andar. Todas las plataformas de conferencias tienen ya una app en el móvil. No hace falta utilizar el ordenador. Así que, conéctate con el móvil, ponte los cascos y anda un poco aunque sólo sea arriba y abajo del pasillo. Además de mejorar su salud, tus conferencias serán más llevaderas y más productivas.

@resbla

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