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El teletrabajo es malo (para los españoles y españolas)

El teletrabajo parece más que nunca una tendencia imparable. Si ya antes de la crisis del COVID, muchas empresas habían empezado cómo mínimo a experimentar y probarlo aunque fuera de forma limitada, la crisis ha hecho que fuera la única opción para muchas empresas de seguir funcionando.

Parece que incluso los más incrédulos sobre los beneficios del teletrabajo se han dado cuenta de que no sólo es una solución de emergencia, sino que mucha gente es más productiva trabajando desde casa que en la oficina. Por no hablar de las ventajas para la conciliación.

Pero claro, sería muy extraño, y seguramente poco saludable, que todo el mundo estuviera de acuerdo unánimemente en las ventajas del teletrabajo. Y esta última semana, dos personas, de ámbitos muy diferentes, han expresado sus reticencias sobre el teletrabajo. Humildemente, creo que se equivocan de problema.

De todo esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

 

Todas estas declaraciones ocurren justo cuando el gobierno acaba de anunciar que los funcionarios podrán teletrabajar hasta cuatro días a la semana. Algunas CCAA han querido ir más allá, y por ejemplo la de Canarias ha anunciado que sus funcionarios autonómicos podrán llegar hasta teletrabajar el 100% del tiempo.

De momento estos anuncios son de aplicación hasta el «fin de la pandemia». Pero creo que van a ser medidas muy difíciles de «echar para atrás». Algunos medios parece que están de acuerdo, y ya se preguntan si ante la perspectiva de edificios vacíos, no habría que ir pensando en vender ministerios.

«No tan rápido» han debido de pensar algunos. La semana pasada, en una cumbre de empresarios organizada por la CEOE, José Domingo de Ampuero y Osma presidente de Viscofan, empresa del IBEX y que factura 850 millones de €, dijo: «Un teletrabajo prolongado en el tiempo sería muy peligroso y para los españoles más«.

Uno podría pensar que Ampuero y Osma está preocupado por la evolución de la pandemia y que piensa que si estuviéramos obligados a teletrabajar mucho más sería porque la situación no mejora. Pero no, ya que en las mismas declaraciones dijo que el teletrabajo «no puede sustituir al trabajo de oficina».

En realidad, teniendo claro que el teletrabajo no es la panacea y que tiene ciertas limitaciones, no parece que Ampuero y Osma vaya por ahí, sino que simplemente es un rechazo generalizado al teletrabajo seguramente por unos valores de trabajo más del siglo XX (cómo poco) que de la actualidad.

Lo que ya me mata es que según él, ser español es un problema de base en esto de teletrabajar. Sinceramente me cuesta ver qué hay dentro de nosotros que nos diferencie sustancialmente de otros pueblos del mundo en cuanto al teletrabajo, salvo que en esa visión del siglo XX del trabajo en la oficina haya aún más prejuicios.

Pero no fue la única sorpresa la del presidente de Viscofan la semana pasada en cuanto a las críticas al teletrabajo. En este caso, Ampuero y Osma acabó del mismo lado con alguien con la que a priori, seguro que está en pocas cosas de acuerdo, la Ministra de Igualdad Irene Montero.

En este caso, Montero hace un alegato al presentismo en la empresa como manera de promocionar, y avisa del peligro de que si las mujeres teletrabajan en mayor porcentaje que los hombres, podrían «desaparecer» para las empresas y perder oportunidades de progresar en sus carreras profesionales.

No le falta lógica al argumento, pero es curioso que Montero y Ampuero y Osma compartan una visión tan «viejuna» del mundo empresarial tan asociada al presentismo. Sólo progresan y tienen oportunidades los que están calentando la silla durante más horas para demostrar su compromiso con la empresa.

Parece increíble que hoy en día haya que recordar que las empresas modernas y que normalmente lideran sus mercados hace años que pasaron a una gestión por objetivos en la que el presentismo, con todo lo que ello significa, pasó a mejor vida.

No quiero pecar de ingenuo, sé que esa realidad no es la de todas las empresas. Pero también sé (y no de oídas) que hay cada vez más empresas así, en muchos casos, porque muchos gestores con visiones similares a las de Montero y Ampuero y Osma ya se han jubilado.

En las últimas semanas empresas como Google, twitter,facebook, (las tres primeras que me han venido a la cabeza, pero hay MUCHAS más) han anunciado no sólo que seguirán habilitando el teletrabajo a sus empleados durante la pandemia, sino que lo harán de forma indefinida.

De hecho, ya había empresas que mucho antes de la crisis ya habían decidido que las oficinas eran cosas del pasado. Por ejemplo, Automattic, una empresa a la que no le va nada mal.

Así que el problema no es ser español ni ser mujer, el problema es que algunas empresas siguen siendo presentistas. No habría que luchar contra algo que ayuda a solucionar problema, habría que luchar contra el problema. El presentismo debe ser el enemigo a batir.

Y a la señora Montero y al señor Ampuero y Osma, les deseamos una rápida y feliz actualización al siglo XXI. Ya va siendo hora.

@resbla

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