Los exoesqueletos dejan de ser ciencia ficción

Últimamente me encuentro hablando demasiado para mi gusto de los problemas que traen algunas tecnologías. Y no me gusta especialmente, porque soy realmente un tecno-optimista, pero eso sí, con mucho pensamiento crítico.

En realidad, no hay tecnologías «puras», todas tienen posibles usos oscuros, aunque últimamente parezca que son todos tirando a negros. Sin embargo, hoy vamos a hablar de una tecnología, que aunque también tiene potencialmente usos negativos, me atrevo a decir que va a tener un impacto muy positivo en la vida de mucha gente, los exoesqueletos.

De esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

 

Los exoesqueletos han aparecido profusamente en la ciencia ficción. Quien no recuerda a la teniente Ripley, o la defensa de Sion en Matrix, o por supuesto, Iron Man. Muchos malos de Marvel también los llevaban, y en el mundo de los videojuegos, personalmente, ninguno como el de Crysis.

 

La ciencia ficción se ha centrado mucho en los potenciales usos militares de los exoesqueletos, que probablemente entrarían en los usos más oscuros de la tecnología. Sin embargo, no parece que en un futuro cercano vaya a ser así, y hay buenas razones para ello.

Uno de los proyectos militares más avanzados es el ONYX de Lockheed Martin, y está diseñado para ayudar a los soldados en tareas estresantes para las rodillas.

 

Pero lo realmente interesante está ocurriendo en entornos «civiles», en los que de momento, sólo parece que vayan a tener usos que de verdad ayuden a las personas que los utilicen. Además, me llama la atención que es una tecnología que ya es una realidad, pero se está llevando relativamente pocos titulares…

Uno de los ámbitos dónde hace tiempo que ya son una realidad es en entornos industriales. Desde hace varios años, son habituales en líneas de montaje, de automóviles por ejemplo, exoesqueletos para hacer más llevaderos los trabajos más repetitivos y estresantes para las articulaciones.

Y es que algo común entre los exoesqueletos de verdad, no los de ciencia ficción, es que no dan habilidades sobrehumanas a sus usuarios, en realidad les ayudan a realizar tareas mundanas de una forma mucho menos pesada, en realidad, para mejorar la ergonomía.

 

Pero sin duda, dónde los exoesqueletos pueden tener un mayor impacto es para mejorar la vida de gente con problemas de movilidad, es decir, con fines terapéuticos.

En esto hay proyectos de todo tipo, y en España, tenemos unos cuantos proyectos muy interesantes, y hay unos cuantos que han sido financiados por la Comisión Europea a través del Programa Instrumento PYME del H2020. Un ejemplo, ABLE.

Pero cada vez hay ejemplos más «pequeños» que buscan solucionar problemas muy localizados. Hace pocos días todos llorábamos viendo al pianista y director de orquesta brasileño Joao Carlos Martins.  Después de 20 años en los que tras múltiples operaciones prácticamente no había podido tocar el piano más que con dos dedos, gracias a unos guantes biónicos a medida, podía volver a tocar mientras aguantaba las lágrimas.

Y hay un tercer grupo de exoesqueletos, aún incipiente pero de un potencial brutal, que es el de los exoesqueletos para usos recreativos. Todavía hay pocos ejemplos, pero estarán enfocados a hacernos más fácil, o ayudarnos a cansarnos menos, al hacer determinadas actividades físicas. Deporte, bricolaje, o cualquier otro pasatiempo. Uno de los primeros ha sido Elevate de Roam:

 

Como decíamos, parece que ya llega por fin el tiempo de los exoesqueletos en el que los veremos alrededor nuestro y no en películas de ciencia ficción. Hay muchas personas que vivirán mucho mejor.

@resbla

 

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