Llegan los sindicatos a Spotify
Llevamos unas semanas muy pendientes de lo que pasaba con el intento de crear un sindicato en uno de los almacenes de Amazon. También con todas las sentencias en diferentes países sobre los trabajadores de plataformas como Uber, Glovo o Deliveroo, también muchas veces con los sindicatos como protagonistas.
Pero las plataformas de música están también viendo cómo nacen sindicatos que participan de una guerra cada vez menos soterrada entre ellas.
De todo esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:
Recientemente, lo que empezó cómo discusiones en zooms y foros, se convirtió en un sindicato. El Union of Musicians and Allied Workers ha ido sumando miembros y ha ido aumentando su perfil en medios a través de acciones directas contra su principal objetivo, Spotify (la foto de arriba es una manifestación a sus puertas), y a través de diferentes artículos.
La principal petición de este sindicato es que Spotify suba el pago a los músicos a un centavo por canción reproducida. Ahora mismo, la cifra depende de muchos factores, pero va desde un tercio a la mitad de ese centavo. Aquí hay una calculadora que intenta estimarlo y que compara las diferentes plataformas.
En este artículo, se habla de cómo un músico que quisiera cobrar el sueldo mínimo en EEUU necesitaría que sus canciones se escucharan 650000 veces al mes.
Pero el problema no es sólo es. Hay muchas quejas en cuanto a las plataformas sobre su falta de transparencia en cuanto a pagos, pero sobre todo, en cuanto a las recomendaciones que las plataformas hacen a sus usuarios sobre qué música escuchar, o directamente, la música que va sonando cuando los usuarios escuchan música similar a las de sus gustos.
Hay un término que se usa en la industria desde los años 30 del siglo pasado que ha vuelto a la palestra. Se trata de payola. Una práctica en algunos casos ilegal, y en otros casos al menos muy oscura, por el que se pagaba a radios para que pusieran determinadas canciones sin avisar a su audiencia de lo que en realidad era un promoción.
Este tipo de pagos también se hacían a otros eslabones de la cadena (si habéis visto Vynil sabéis de lo que hablo), y es obvio pensar que de una u otra forma, eso sigue en nuestros días con prácticas más digitales, cómo pagando a influencers para que pongan determinadas canciones en sus listas de spotify, o incluso cambiando la forma que escuchamos música.
De hecho, spotify ha ofrecido la posibilidad a los músicos el reducir sus ingresos a cambio de mayor promoción por parte de la plataforma a través de su función «discovery mode«.
Spotify sigue siendo el claro líder mundial en streaming de música, pero aún así, sigue sin dar beneficios, su principal excusa para seguir manteniendo los pagos bajos a los músicos.
De hecho, a pesar de seguir aumentando usuarios de pago, sus últimos resultados muestran un empeoramiento de los márgenes debido al aumento de la competencia en este mercado. Que por cierto, cada vez es más importante para la industria que está a punto de volver a niveles de ingresos de hace 20 años.
Pero claro, hay un «pequeño» detalle en todo esto. Las plataformas con grandes fondos de capital riesgo detrás, cómo es el caso de Spotify, casi nunca tienen cómo objetivo a corto plazo ser rentables. Sus objetivos suelen estar más relacionados con crecimiento y tamaño. Y si no, que se lo digan a Uber. Así que los músicos tienen motivos para pensar que ellos son el producto, casi un mal necesario para las plataformas de la misma manera que los conductores lo son para Uber.
No hay que olvidar que Apple y Spotify tienen una guerra abierta que va más allá de la competencia por el mercado del streaming de música. Spotify es una de las empresas más activas luchando contra la política de cobros de Apple en su app store. No sólo con denuncias ante las autoridades para la defensa de la competencia, sino también regularmente hablando y escribiendo públicamente sobre ello, cómo en este reciente artículo.
Así que es normal que Apple haya entrado al trapo hablando de que ellos pagan más a los músicos y son más transparentes que Spotify, en parte también respondiendo a una iniciativa de Sportify llamada «Loud and Clear«.
Sin embargo, la historia nos dice que en las plataformas bilaterales, de lejos, lo más importante es el efecto red. Es decir, los oferentes de productos o servicios (en este caso música) vendrán atraídos más por el número de clientes que hay al otro lado de la plataforma que por las condiciones que les ofrece. De esta manera, todas las plataformas siempre han priorizado el lado de los clientes y hacerlo crecer lo más posible sabiendo que del otro lado tragarían «carros y carretas».
Si esto sigue así, me temo que los mensajes de Apple serán irrelevantes, y para los músicos sólo les quedará la opción de seguir haciendo acciones directas que acaben por convencer a Spotify de mejorar las condiciones.
Sin embargo, quizá la verdad absoluta sobre el efecto red esté empezando a tambalearse. Cómo decía este reciente artículo, estamos llegando a un punto en el que a las grandes tecnológicas se les están acabando los «océanos azules» y cada vez se están metiendo en los de los otros para convertirlos en rojos.
De hecho, por hacer un poco de negocio-ficción, Amazon Music es el tercer jugador en este mercado en gran parte por los clientes de Amazon Prime que tienen acceso incluido en su suscripción de Prime. Seguimos con la ficción, ya que para Amazon, Amazon Music es un accesorio (en parte) para generar suscripciones de Prime, podría jugar la carta de atraer músicos con mejores condiciones que Spotify y soportar bajadas de ingresos con tal de seguir aumentando suscripciones de Prime que le reviertan en el resto del negocio.
En definitiva, que esta competencia antes no era necesaria porque había mucho mercado para cada una de las grandes en su negocio principal, pero ahora tendrán que empezar cada vez más a meterse en el del resto.
@resbla