La DGT quiere su Google Maps
Es probable que nadie se haya dado cuenta (ni echado en falta) que este blog lleva unas semanas de inactividad. Y eso a pesar de que los technobits han seguido fieles a su cita de cada semana en Capital Radio.
Pero se han juntado dos cosas. Por un lado sigo en estado de shock ante la realidad de que en pleno siglo XXI se pueda estar produciendo una guerra imperialista y colonizadora en plena Europa. Esto de hecho a absorbido mucha de mi atención estas últimas semanas. De hecho, muchos de los últimos technobits han girado alrededor del uso de tecnología en la guerra, pero dado no quería trivializar temas tan serios, he decidido que era mejor no escribir sobre ello.
Además, he cambiado de trabajo. Hace muy pocas semanas me he incorporado a Ultimaker, el líder mundial en impresoras 3D profesionales, y cómo os podéis imaginar, ando un poco liado.
Pero bueno, creo que va siendo momento de recuperar la costumbre de escribir en el blog, y a pesar de que la guerra sigue estando ahí sin ningún ápice de menor barbarie, creo que también es bueno mirar a otras cosas que pasan.
Esta semana saltaba a las noticias el Pliego de Prescripciones Técnicas para la Plataforma del Vehículo Conectado DGT 3.0 dotado con casi 4 millones de euros. De todo esto hablamos en este technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:
Este pliego es un paso importante dentro del plan DGT 3.0 (supongo que pensaron que DGT 3.0 era más moderno que eDGT) anunciado hace un año. El objetivo según se lee en la introducción del pliego es la «utilización de una plataforma tecnológica que permita mantener conectados en tiempo real a los distintos usuarios de la vía ofreciéndoles, en todo momento, información del tráfico en tiempo real y permitiendo así lograr una movilidad más segura e inteligente».
La DGT quiere aprovechar los datos que se generan a través de apps ya existentes por los usuarios de las carreteras, pero sobre todo, los datos que generarán de forma autónoma los coches y sistemas de seguridad. Algunos de los ejemplos que cita la DGT es cómo los coches podrán dar un aviso de que se han activado los limpiaparabrisas por lluvia, o cómo las nuevas balizas de emergencia V16 darán el aviso de que se han activado y por lo tanto sus propietarios necesitan ayuda antes de que éstos puedan siquiera avisar al 112.
Con toda esta información la DGT espera tomar decisiones en tiempo real que ayuden a la circulación, y compartir todos esos datos con los diferentes sistemas conectados para que también conductores (y vehículos) puedan tomar sus propias decisiones.
La DGT se intenta adelantar a los más que obvios reparos sobre privacidad. En el pliego la DGT pide que los datos se anonimicen, sean los menos posibles, y que se disocie la información de conductores y ocupantes de la del vehículo.
Todo esto a priori suena muy bien. La DGT intentando mejorar la seguridad de los usuarios de las carreteras. Pero quizá soy demasiado quisquilloso, veo dos grandes problemas en este proyecto.
Para empezar, esto que la DGT llama DGT 3.0 ya existe, y de hecho existen versiones mejores y más completas que lo que quiere construir la DGT. Una de ellas se llama Google Maps y existe desde hace 17 años.
Google Maps no sólo es una «plataforma tecnológica que plataforma tecnológica que permita mantener conectados en tiempo real a los distintos usuarios de la vía ofreciéndoles, en todo momento, información del tráfico en tiempo real y permitiendo así lograr una movilidad más segura e inteligente», sino que hace predicciones (que comparte con sus usuarios), ofrece alternativas, permite a sus usuarios compartir información sobre el estado de las vías, y además añade información sobre alternativas al coche y demás servicios disponibles cómo parkings, restaurantes, etc…
Uno se pregunta si no sería más sencillo, rápido y barato si la DGT utilizara Google Maps. No creo que Google (y el resto de aplicaciones similares) tarde mucho en incorporar los datos que compartan coches y demás elementos de seguridad. De hecho, si tuviera que apostar algo, estoy seguro de que los fabricantes de automóviles intentarán que sus sistemas se integren antes con Google Maps que con la DGT 3.0. Así que no tengo muy claro la utilidad adicional que la DGT sacará de tener una plataforma propia, salvo que el objetivo sea otro, claro.
Y luego está el tema de la privacidad. Cómo demostró el New York Times hace unos años, es muy sencillo «desanonimizar» datos anónimos sobre traslados cómo los que quiere gestionar la DGT 3.0. El NYT consiguió monitorizar los movimientos del presidente de EEUU con esos datos, así cómo el diferentes altos cargos de seguridad.
En realidad, es bastante sencillo. Si mezclas información pública, información sobre una persona en concreto que bien puede ésta compartir a través de sus redes sociales, la prensa cómo en el caso del presidente de EEUU, o simplemente su lugar de trabajo, con información sobre movimientos anónimas pero que llevan asociados la hora a la que ocurren, no hace falta mucho más para asociar nombres a movimientos. Esto además significa exponer no sólo los traslados públicos, sino que luego es muy sencillo también identificar los movimientos que se supone que son privados.
En definitiva, por mucho que la DGT nos prometa que los datos serán anónimos, alguien con acceso a esos datos tendría muy sencillo «desanonimizarlos». Además, en ningún sitio se dice que habrá una opción de denegar el acceso a tus datos a la DGT 3.0, algo que sí que es posible con Google Maps por ejemplo.
Y aquí entramos en un debate interesante. ¿Por qué compartimos nuestros datos «alegremente» con Google y deberíamos tener reparos para hacerlo con la DGT?
Se me ocurren varias respuestas, algunas incluso para defender que la DGT tendría que tenerlos por delante de Google… Pero por resumir, por lo que sabemos del proyecto, la DGT 3.0 está más pensado para ayudar en la gestión a un burócrata que en generar valor individual a sus usuarios. No infravaloro el que nos pueda avisar de atascos, accidentes y demás. Pero es que eso ya lo tenemos…
Además, soy consciente de los riesgos que corro al compartir mis datos con empresas como Google. Pero compartirlos además con otra organización, organización que además no tiene ninguna obligación de rendir cuentas con sus usuarios (si Google Maps me defrauda, siempre puedo cambiarme de proveedor o desconectarme), es añadir otro eslabón a la cadena que además parece más débil que los otros.
Así que de nuevo, quizá soy muy pejiguero y quisquilloso, pero no me gusta el proyecto DGT 3.0
@resbla