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Los seguros de Tesla y la monetización de los coches

Tesla acaba de anunciar un seguro variable en base al estilo de conducción de su propietario. No son los primeros, pero sí la primera marca de automóviles que lo hace (cierto es que Toyota tiene algo parecido). Leo a mucha gente preocupada (con razón) por la utilización de los datos personales que permite esto, pero sinceramente, creo que el juego de Tesla es otro. ¿Han pensado lo poco que monetizan los coches sus fabricantes?

De todo esto hablamos en este technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2021/10/seguros-tesla.mp3?_=1

 

Tesla lleva tiempo ofreciendo seguros para sus coches, aunque de momento sólo lo haga en California y Texas. En California, son de los más baratos y funciona como un seguro tradicional. Pero el seguro que anuncia ahora para Texas (recordemos, su nueva casa), va a ser variable basado en el estilo de conducción del propietario del coche.

Las aseguradoras llevan años hablando de esto, aunque me temo que su presencia es muy modesta. A día de hoy, dependen de un dispositivo adicional que hay que instalar en el coche, y me temo que eso es una barrera importante. Por otro lado, el cínico en mí piensa que probablemente las aseguradoras tampoco quieran empujar mucho. Al final, esos descuentos en las primas no dejarían de ser menos beneficio para ellas.

En el caso de Tesla, toda la tecnología necesaria para hacer la monitorización del estilo de conducción está ya en el coche. De hecho, llevan tiempo pilotando algo llamado Safety Score. Una puntuación basada en 5 factores, la cantidad de alertas de choque por cada 1000 millas, la cantidad de frenados bruscos, giros bruscos, acercarse demasiado al coche precedente y las desconexiones de la conducción autónoma por falta de atención.

Los clientes empiezan todos en 90 puntos, y esta puntuación se va actualizando mensualmente. El precio cambia de esta manera.

La verdad es que me ha sorprendido un poco las reacciones que he oído a este anuncio. La mayoría de ellas se han centrado en temas de datos personales y riegos a la privacidad. En este blog ya hemos dejado muchas veces muy claro que somos bastante aversos al uso indiscriminado y descontrolado de datos personales. Sin embargo, y aunque sin duda hay debate aquí también, no es lo que más nos llama la atención en este tema. De hecho, puestos a debatir, sería interesante hablar sobre el uso actual (muy opaco) que hacen las aseguradoras de los datos que ya tienen nuestros para calcular las primas de nuestros seguros. Pero cómo decía, ese es otro tema.

Porque para este humilde blog, el tema que realmente nos llama la atención, es que Musk está buscando maneras de monetizar los coches. Y es que aunque nos parece normal después de décadas de ese modelo de negocio, los coches prácticamente no se monetizan una vez son vendidos. En otras palabras, para la gran mayoría de coches que se venden, sus fabricantes no vuelven a cobrar un sólo euro durante toda su existencia.

Durante los últimos años con la explosión del «mundo app», muchos fabricantes pensaron que poniendo app stores en sus coches, mágicamente empezarían a tener ingresos adicionales. Todos sabemos que eso no ha llegado a la categoría de peanuts y de hecho, la mayoría de las intentonas que ha habido se han tenido que cancelar.

Pero parece que Tesla tiene muy claro que su futuro pasa por monetizar de forma continua sus coches. Se ha dicho muchas veces, pero esto va de convertir el coche en una plataforma para vender continuamente. Y Musk tiene unas cuantas cosas que está probando.

Además de este seguro variable que utiliza su propio hardware y software para gestionarlo y montar lo que no deja de ser un servicio de suscripción mensual. Ya está disponible desde hace tiempo pagar mensualmente el FSD (sistema de conducción autónoma). Por cierto, BMW habló en su momento de los asientos calefactables.

Parece obvio que la industria del automóvil no escapará de la Disrupción por Servicialización que está sacudiendo industria tras industria. Lo interesante es que hay al menos dos formas de hacer esto, y es difícil decir cuál será la ganadora (lo fácil es decir que probablemente las dos convivan).

La primera es la que podríamos llamar Car-As-A-Service (CaaS). Una vuelta de tuerca a los modelos de renting flexible en el que el usuario sólo paga por lo que utiliza el vehículo. El caso más extremo serían los servicios de carsharing, los cuáles sabemos que no son un gran negocio (de momento). Inicialmente las grandes marcas del sector apostaron por este modelo, pero poco a poco se han ido salido a la vez que las noticias se llenaban con fotos de cementerios de coches de servicios de carsharing que dejaron de funcionar.

Pero luego estaría la opción que está persiguiendo Tesla y que de alguna forma replica la de los teléfonos móviles. Convertir el automóvil en una plataforma para vender todo tipo de servicios y suscripciones. Tesla tiene varias ventajas aquí, sus usuarios son fans y están dispuestos a aceptar estos nuevos modelos de negocio. Algo que por ejemplo es impensable en BMW.

Otra gran ventaja que tiene Tesla es que es el nuevo en la ciudad. Y por lo tanto, no tiene tantos problemas en romper el status quo. Lanzar seguros propios no genera tantos problemas a las aseguradoras cómo si lo hiciera una marca tradicional de automóviles.

Pero es que salvando las distancias, hay más parecidos de los que uno podría pensar a primera vista entre un coche y un teléfono móvil. Son dispositivos caros, con mucha tecnología, y que por lo tanto son difíciles de convertir en servicio 100% por temas financieros y de cash flow. En otras palabras, asumir de arranque la compra de muchos coches para dar el servicio es una inversión de capital muy importante difícil de rentabilizar (cómo por otra parte han demostrado los servicios de carsharing). De hecho, aunque también ha habido alguna intentona de servicializar los móviles, tampoco han tenido mucho éxito.

Así que si saco mi bola de cristal, el futuro será de los fabricantes que sean capaces de monetizar sus coches de forma más intensa. Un nuevo reto para los fabricantes tradicionales de automóviles y todo el ecosistema alrededor.

@resbla

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Game Over Uber

No son buenos tiempos para Uber. La empresa que parecía imparable, lleva acumulando reveses y perdiendo dinero cómo si no hubiera un mañana. Las noticias que vienen de California no pueden ser peores para la compañía. Personalmente, creo que es casi imposible que pueda sobreponerse.

De esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2019/09/uber-shared-value.mp3

La semana pasada, California aprobó la llamada Assembly Bill 5. Esta ley, establece que independientemente de la forma de contratación, «se considerará empleados y no autónomos a las personas que presten servicios para una empresa, salvo que esta demuestre que» la persona tiene total autonomía en cuanto a la prestación del servicio.

La ley ha sido expresamente diseñada para las plataformas de «economía bajo demanda» (gig economy) como Uber, Lyft, aunque afectará a otras cómo los equivalentes en California a Deliveroo o Glovo.

Se estima que sólo en California, esta ley costará a Uber 500 millones de dólares al año, y si se extendiera a todo el mundo, sus costes aumentarían en un 20%. Y ese es el problema, es muy probable que otros estados y países sigan los pasos de California.

Uber se ha defendido diciendo que sus conductores no son «parte central» de su negocio, que es una de las excepciones que contempla la ley. En esa línea de argumentación, consideran que son una empresa de tecnología y no de transporte, así que sus conductores son accesorios. Este argumento lo han utilizado bastantes veces antes, y cómo vimos con WeWork, se está poniendo de moda.

Esta es una muy mala noticia que se une a una larga serie que coloca en una posición crítica a Uber.

Hace tres años, Uber declaró su rendición ante Didi Chuxing y abandonó China después de perder mucho dinero. De hecho, de aquella, cuando sus pérdidas eran «sólo» de 1200 millones en 6 meses, la culpa era de su negocio allí. Dejar China se supondría que mejoraría sus cuentas.

Cómo efectivamente Uber ve en sus conductores un problema y algo accesorio, lleva desde tiempo intentando acelerar el desarrollo de sus vehículos autónomos. También ahí ha sufrido reveses importantes y la historia viene de lejos pero tiene noticias recientes. Hace pocos días han acusado formalmente de espionaje industrial a un ingeniero que Uber fichó de Google para liderar el desarrollo de coches autónomos. Hace más de dos años, Uber y Google resolvieron el caso entre ellos con un pago de 250 millones además de dejar de utilizar la tecnología «robada», y aunque de momento Uber no está en la causa… veremos.

Y luego está claro, los terribles resultados financieros. Obligados por haber salido a bolsa, Uber ahora tiene que publicar resultados trimestralmente. En Q2 de este año perdieron la friolera de 5200 millones de dólares. Cierto es que una gran parte de esas pérdidas tienen que ver con su salida a bolsa, pero aún descontando eso, perdieron 1300 millones de dólares, un 30% que en Q1. La acción ha perdido un 25% del valor desde que salió a bolsa.

Es interesante que todo esto ocurra justo días después de que una organización llamada Business Roundtable en la que están como socios CEOs de grandes empresas de EEUU, publicara un manifiesto en el que declaran que el objetivo final de una empresa no debe ser únicamente el de maximizar el valor para sus accionistas. Esto entronca con la visión del «shared value» de Porter y se aleja definitivamente de la visión predominante durante la segunda mitad del sXX sobre el tema de Friedman.

Desde el punto de vista del «valor compartido«, Uber está haciendo un pésimo trabajo, aunque, si me permitís el chiste fácil, en realidad tienen también una excusa muy buena. Ellos no están generando valor para sus accionistas, lo están destrozando

Pero más allá del chascarrillo, creo que esto merece una profunda reflexión. En su artículo sobre el tema, Noah Smith dice: «La verdad es que cualquier negocio que sólo pueda permanecer a flote dando a sus trabajadores peores beneficios que Walmart o McDonald’s probablemente no tenía ningún futuro».

Pero es más. Recordad lo que decía Clarke sobre la tecnología, que las tecnologías avanzadas son indistinguibles de la magia.

Así que una empresa que se quiere definir cómo tecnología debería estar haciendo magia para sus usuarios, pero también para sus empleados. Y sinceramente, parece que Uber está muy lejos de eso. Ya no es sólo que paguen poco, sino que además, las condiciones son bastante alienantes.

Cómo sociedad, a estas alturas de sXXI, no parece interesante que haya empresas que funcionen gracias a empobrecer a sus trabajadores para ser más competitivos. Es más, Uber sólo sigue funciona porque además de explotar a sus trabajadores tienen que perder 5200 millones por trimestre. Es negativo para todos, pero también imposible que esto perdure en el tiempo, Game Over Uber.

@resbla

PD: Que conste que en este blog hemos utilizado a Uber cómo ejemplo de disrupción

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