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Caso: Proyectos Tecnológicos Avanzados, ¿PYME o startup?

Si hay algo bueno que va a salir de estos años de pandemia es la posibilidad de hacer cursos, asistir a conferencias, aprender de gente o instituciones que de otra forma sería físicamente imposible.

La cantidad y calidad de formación en remoto (también la mala obviamente) ha crecido exponencialmente durante esta época. Y eso a mí me viene muy bien. Desde hace unos años, intento hacer todos los años algún curso que me interese, y en este 2022 ya lo he conseguido. Hace unas semanas participé en un seminario de Harvard Business Publishing sobre cómo enseñar con casos, un tema que siempre me ha interesado mucho.

Probablemente ese interés venga por mi convencimiento de que los juegos son una herramienta muy potente para aprender. Cómo alguien que pasó muchas horas jugando a juegos de rol, siempre he visto los casos cómo una especie de partida de D&Ds en el que el profesor es un dungeon master.

Y está claro que los casos no son la panacea, pero incluso con sus limitaciones, son una herramienta muy interesante para poner a los estudiantes en situación para entender mejor algunos conceptos de negocio que de otra forma se quedan en algo muy abstracto.

Pero hay dos problemas bastante importantes con los casos. El primero, no hay muchos disponibles para utilizar de forma abierta. Son bastante caros, de hecho, Harvard Business Publishing hace mucho dinero con ello.

Pero es que además, la gran mayoría de ellos están centrados en EEUU, y aunque lo que se puede aprender de ellos sigue siendo válido en cualquier sitio, es mucho más difícil ponerse en contexto, y por lo tanto, la experiencia siempre es peor si se trabaja en un caso en el que el entorno no te es familiar. Uno de los casos más famosos es el de Nantucket Nectars, si has hecho casos de estudio en escuelas de negocio, es difícil que no hayas pasado por él. Pues bien, si no sabes qué es Nantucket, o no has visto sus bebidas en tu vida, es difícil ponerse en situación.

Cierto es que hay algunas universidades que ponen de forma abierta algunos casos de su biblioteca (open access cases), pero son pocos y olvídate de nada que sea actual o local.

Así que voy a utilizar la excusa de haber hecho este seminario para empezar a escribir casos y compartirlos aquí de forma abierta bajo licencia Creative Commons.

Voy a escribir casos que yo pueda utilizar luego en mis clases, así que van a estar centrados sobre todo en temas de ventas, modelos de negocio y emprendimiento. A priori, serán casos «sintéticos», es decir, no contarán el caso de una startup en concreta sino que serán situaciones observadas en diferentes empresas y adaptadas a la narrativa del caso. Salvo que se diga lo contrario, cualquier coincidencia con la realidad es totalmente fortuita. Y por supuesto, más que feliz de co-escribir casos 🙂

El primer caso que os presento es el de una empresa imaginaria llamada Proyectos Tecnológicos Avanzados (PTA). En este caso, sus dos fundadores se enfrentan al dilema de mantener el curso de una PYME de éxito, o de apostar por convertirla en una startup de crecimiento. Este dilema es muy habitual en muchas empresas que nacen cómo consultoras tecnológicas o ingenierías, y de repente se encuentran con algo que puede «productizar» y que podría ser un «pelotazo». Es algo que he visto de primera mano muchísimas veces.

Pero el caso está escrito para que se puedan abordar diferentes temas. Resolución de conflictos, gobernanza de una startup, modelos de negocio, falsos dilemas estratégicos, sexismo… Ya he podido probarlo con «fuego real» en una clase, y tengo que decir que estoy MUY contento de las conversaciones que se generaron.

Cómo os decía, comparto el caso bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0). Esto significa que podéis utilizarlo libremente siempre que no se altere, se reconozca la autoría y no se utilice con fines comerciales.

Aquí dejo la versión para el alumno. Estoy trabajando en una versión con notas para el profesor que ayude a encarar el caso y con ejemplos de preguntas que iré enriqueciendo en función de mi propia experiencia utilizando el caso (y con cualquier feedback que me hagáis llegar).

Si estás interesado en la copia del profesor, mándame un mensaje a través del formulario de contacto explicando quién eres (institución, etc) y para qué lo vas a utilizar.

Espero que os sea útil. Y de verdad, cualquier experiencia que podáis compartir sobre su uso, será muy útil para seguir enriqueciendo el caso.

Proyectos Tecnológicos Avanzados - alumno

@resbla

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Google sigue comprando cadáveres del mundo de los wearables

Esta semana ha sido difícil decidir a qué dedicar el technobits. Las operadoras vendiendo datos de sus usuarios al INE (a pesar de que el presidente de una de ellas ha repetido muchas veces que son los usuarios quien deberían cobrar por ello), twitter anunciando que no aceptará más publicidad política, y por supuesto, que Google vaya a comprar Fitbit.

Pero la realidad es que aunque son tres cosas distintas, todas van de una cosa, de datos. Así que de todo esto hablamos en este #technobits semanal de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2019/11/google-fitbit.mp3?_=1

 

El viernes pasado, Google anunciaba la compra de Fitbit por 2100 millones de dólares. Fitbit fue uno de los pioneros de los wearables, y el líder durante muchos años en pulseras de monitorización de la actividad física.

Fitbit salió a bolsa en 2015 a una valoración de 4100 millones, poco después, tocó el máximo en bolsa, cerca de los 10000 millones, y desde agosto del 2015, todo ha sido cuesta abajo hasta que empezaron los rumores de la posible compra por parte de Google. Hace sólo 3 meses, Fitbit valía menos de 800 millones.

Pero esto no es más que calderilla para Google. Se estima que actualmente es la empresa del mundo con más efectivo en caja, unos 120000 millones.

Fitbit es una compra más en la ya larga lista de compra de empresas de hardware por parte de Google, compras que difícilmente pueden considerarse éxitos. Es difícil ver resultados positivos para Google en las pasadas compras de Motorola, Nest o HTC.

Y concretamente en el mercado de los wearables, además de la compra de HTC ya mencionada que sin duda estaba también detrás de estos planes, hace pocos meses compró por unos (ridículos en este orden de cosas) 40 millones de dólares la división de relojes inteligentes de Fossil.

Fossil fue una de las empresas de moda tradicional con las que Intel empujó fuerte su entrada en el mercado de wearables. En una estrategia que a mí me pareció muy lógica, más allá de las tecnológicas ofertando wearables, era una buena idea que marcas tradicionales, y con una visión más de producto que de tecnología, incorporaran funcionalidades «digitales» a sus productos.

La estrategia no funcionó, al menos de momento. Y no porque las marcas tradicionales hayan fallado frente a las tecnológicas, es que el mercado no ha despegado, sigue siendo un nicho muy pequeño en el que aún no han entrado las economías de escala que necesita el mercado de la electrónica de consumo.

Fitbit fueron los primeros, y se aprovecharon de la locura de las pulseras de actividad física. La locura fue tal y tan repentina, que ni el ejército americano fue consciente y a través de los datos que las pulseras de fitbit compartían, se descubrieron muchas bases secretas en el extranjero.

Pero el mercado se inundó de copias chinas baratas, y la gente se acabó cansando de las pulseras. Sólo los usuarios muy hardcore siguien usándolas, y eso es poca gente. El crecimiento dejó de ser exponencial hace mucho tiempo, y además, empresas como Xiaomi, siguen poniendo presión por «abajo».

Pero además, por «arriba», llegaron los relojes inteligentes con Apple Watch a la cabeza, y aunque Fitbit ha lanzado su propia línea de productos, no está siendo competitiva (tampoco la última versión).

Pero aún así, el mercado total sigue siendo muy pequeño, y ese ha sido el problema para fitbit. Si sumamos todos los dispositivos vestibles para la muñeca (relojes y todo tipo de pulseras), este año se venderán unos 150 millones de dispositivos. Esto es aún menos que el triste mercado de las tablets.

Por poner en perspectiva las expectativas que había para este mercado frente a la realidad, Apple pensó vender más de 40 millones de unidades en el primer año de lanzamiento de su Apple Watch y sólo vendió 10. Cuatro años después, Apple no da números, se estima que ya estarán rondando los 25 millones para 2019.

En todo caso, todo parece indicar que si Gartner metió en el Valle de la Muerte a los wearables en 2015, parece que ya el segmento empieza a ver la luz al final del túnel y sobre todo gracias a los smartwatch. De hecho, Tim Cook ya empieza a hablar mucho de lo que el segmento representa para ellos, aunque no hay que olvidar que más allá de los Apple Watch, con lo que está ganando dinero, y mucho, es con los AirPods. Se estima que Apple venderá más de 55 millones de ellos este año.

Así que la compra de Fitbit por parte de Google tiene mucho sentido. Y sigue una estrategia que no es nada sexy y que no se suele estudiar en las escuelas de negocio. Ante un mercado naciente en el que hay mucho hype, dejar que la cosa se enfríe e ir recogiendo «cadáveres»… Eso por cierto, es lo que hizo Fitbit al comprar Pebble por unos irrisorios 23 millones de dólares, el verdadero pionero en esto de los relojes inteligentes.

No queda claro si Fitbit será suficiente para salvar Wear OS, pero está claro que Google busca nuevas maneras de conseguir datos de sus usuarios, y para eso, aunque vivamos en la época en la que el software se comió el mundo, el hardware sigue siendo muy útil.

@resbla

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Disrupción por Verticalización (X)

En la anterior entrada de este Manual Para Disruptores anticipamos que había una segunda entrada para explorar un modelo contrario a lo que vimos en la Disrupción por Horizontalización. También dijimos que aunque lo tratamos dentro de la mini serie sobre Modelos de Ingresos, estamos hablando en realidad más de Modelos de Negocio.

Si habéis leído la entrada sobre Disrupciones por Horizontalización, no hace falta casi ni definir esta Disrupción por Verticalización. En todo caso, estas disrupciones ocurren cuando una empresa utiliza una cadena de valor muy integrada y vertical para generar un cambio dramático en la cadena de valor de la industria en cuestión.

También comentamos en el anterior post, que este tipo de disrupciones por cambio de «orientación» de la industria son muy habituales justo cuando se está configurando la propia industria. Es habitual que al principio compitan visiones contrapuestas, muchas veces empujadas por líderes en industrias adyacentes.

Ese es el caso de nuestro primer ejemplo, el de los smartphones. En Junio del 2007, cuando se lanza el iPhone, la competencia en lo que se podía llamar smartphones en aquella época eran Nokia, BlackBerry y Palm. Las tres eran muy verticalizadas, aunque Palm se convirtió rápidamente a la horizontalización cuando se pasó a Windows Mobile al año siguiente.

De hecho Palm, y más aún cuando luego fue comprada por HP, fue la punta de lanza de lo que Microsoft e Intel veían cómo una extensión del mundo del PC, un mercado horizontal en el que ellos dominaban los procesadores y el sistema operativo mientras otros desarrollaban hardware por «abajo» y software por «arriba».

En realidad el éxito de Apple fue combinar una férrea cadena de valor vertical en la que controlaban desde las CPUs hasta el punto de venta. Eso sí, con la apertura de un eslabón de su cadena de valor, las apps.

Para las apps, en definitiva el software que corre sobre el sistema operativo, Apple diseñó un modelo de negocio de plataforma, aunque siempre con muchísimo control, mucho más que el de Google sobre la suya.

Apple lleva desde el inicio por las primeras posiciones de los fabricantes de móviles. Cierto es que la posición de Android ya es incontestable, y los fabricantes que han surfeado la ola de Android están cada vez más lejos en cuanto a volumen con Apple. Es ya cuestión de tiempo que Xiaomi y Oppo también adelanten a Apple en cuanto a volumen.

Sin embargo, Apple ha extraído más beneficios de esta industria que nadie, y su impacto en el diseño de esta industria está fuera de cualquier duda.

Otro ejemplo de Disrupción por Verticalización podría ser Tesla. Cuando lanzó el Roadster en 2008 , su primer coche y el primero en serie totalmente eléctrico con baterías de ion de litio, la industria del automóvil llevaba tiempo siguiendo una lenta pero inexorable horizontalización.

Lejos quedaban los tiempos de fuerte integración vertical en la que las marcas diseñaban y fabricaban todo. Primero, por un proceso de especialización en la que fabricantes externos conseguían ser proveedores de las marcas, pensad por ejemplo en la electrónica de Bosch.

Luego por procesos de externalización, las marcas fueron realizando spinoffs que en un inicio trabajaban en exclusiva para su empresa madre, pero en muchos casos se convirtieron en proveedores de otras. Un ejemplo, Visteon salió de Ford en el año 2000, básicamente con toda la parte de electrónica que tenía Ford por entonces. Y con mucho esfuerzo, ahora es una empresa que vende a todos los grandes grupos de automoción.

También los procesos de consolidación entre grupos trajeron un mayor nivel de horizontalización. Se empezó a hablar de plataformas, se empezaron a compartir motores entre diferentes marcas (incluso llegando al caso de intentar hacer del motor un ingrediente, ejemplo SsangYong) y en un esfuerzo de reducir costes, se buscó al máximo la estandarización de piezas y componentes, muchas veces utilizando fabricantes externos.

Y finalmente, a medida que el software cada vez tenía más peso en el producto final, se produjo un intento desde industrias adyacentes de horizontalizar la parte software. Inicialmente con lo que se conoce con el infotainment, con gente como Apple o Google a la cabeza, y últimamente con los sistemas de conducción autónoma.

Tesla desde el principio siguió una estrategia de integración vertical muy férreo. Principalmente alrededor de sus competencias clave, las baterías, los motores y finalmente los sistemas de conducción autónoma.

Es indudable, que al menos para los coches de lujo, Tesla está disrumpiendo la industria del automóvil. Tanto, que algunos medios se atreven a culpar a Tesla de la reciente dimisión del CEO de BMW. Las cifras del último trimestre son impresionantes. Sólo hay que ver dónde está el Modelo 3 de Tesla y buscar a Mercedes y BMW en el ranking de ventas en EEUU.

Y otro ejemplo, esta vez en una industria muy consolidada y muy horizontalizada, Mercadona.

Mercadona es una empresa de larga historia. Fundada en 1977, es inicialmente una empresa familiar y muy local. A través de fusiones y adquisiciones realizó su primera fase de gran crecimiento durante los años 80 y 90. Es a partir de entonces cuando, utilizando cómo paraguas una estrategia a la que llamaron Siempre Precios Bajos, Mercadona entra en una segunda fase de crecimiento.

SPB incluía una fuerte estrategia de verticalización, apostando mucho por la marca blanca y una fuerte integración con proveedores. Con esta estrategia, Mercadona busca conseguir un poder de negociación tan grande que pueda influir de forma definitiva en las decisiones operativas del propio proveedor. En muchos casos, esta relación ha acabado en algo que llamaron interproveedor. Justo desde principios de este año, después de 20, están cambiando esta estrategia.

Cuando Mercadona apuesta por esta estrategia, los grandes del sector en España, El Corte Inglés, Carrefour o Día, seguían estrategias más horizontales. Cierto es que todas han tenido siempre oferta de marca blanca, pero nunca llegaron al nivel de Mercadona en cuanto a la integración con sus proveedores.

Mientras Mercadona buscaba proveedores con los que potencialmente pudiera llegar a una situación de exclusividad con ellos, el resto de retailers trabajaba con las marcas blancas que les ofrecían los grandes fabricantes en una especie de marca B de sus propios productos de marca. En realidad, una diferencia fundamental con Mercadona, estos gigantes utilizaban su poder de negociación para que las grandes marcas les hicieran un producto marca blanca a su medida.

Incluso con el uso de marca blanca, los retailers no dejaban de ser una capa más de una industria muy horizontalizada, con fabricantes, distribuidores, operadores logísticos y finalmente retailers distribuidos en capas.

Mercadona ahora es el principal retailer español, acaba de empezar su expansión internacional y es ya reconocida internacionalmente.

Algunas reflexiones sobre estas estrategias de horizontalización y verticalización que tanto impacto pueden tener en el modelo de negocio:

  • La gran «lucha» por el modelo de la industria (horizontal vs vertical) suele ocurrir al principio, en el momento de la configuración de la industria.
  • Dicho eso, con el caso de Mercadona, vemos que se puede llegar a una industria muy consolidada y horizontalizada y disrumpirla a través de una verticalización.
  • Los líderes en industrias adyacentes casi siempre intentarán horizontalizar la industria objetivo cuando quieran disrumpirla.
  • Una estrategia vertical es más rápida, y es la estrategia natural para una startup en una industria emergente.
  • Una estrategia horizontal es de más largo plazo pero los que ganan las capas importantes se quedan con el mayor trozo del pastel.

@resbla

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