Categorías
ventas

El riesgo, el asesino invisible de las ventas de startups y PYMEs (I)

Soy de los que piensan que la obsesión número uno de todas las empresas debe de ser vender. No quiero caer en eso de que ventas es la única organización dentro de la empresa que genera ingresos y el resto son centros de coste, pero las empresas que saben vender son más resilientes que las que han vendido porque tenían un mejor producto o eran más baratas. Y desgraciadamente, no son muchas. Aún hoy, las ventas (sobre todo en España) son vistas como un mal necesario por muchos directivos.

Esto es aún más sangrante en el caso de startups. Empresas por definición «productocéntricas», y que además en el caso de ser de base tecnológica (¿cuál no lo es?), están normalmente fundadas por personas muy técnicas cuyo interés suele estar muy lejos de los negocios y las ventas.

Por suerte, no siempre es así. Para mí siempre es muy gratificante encontrarme con startups que tienen muy claro que van a vivir y morir por lo bien que sean capaces de vender, y están siempre dispuestas a aprender y a mejorar sus procesos de ventas.

En este blog hemos hablado mucho de ventas, tanto cómo para dedicar un buen número de posts a revisar las metodologías de ventas más importantes de la historia. Sin embargo, un tema del que no recuerdo haber visto que ninguna metodología de ventas recoja (siempre me refiero a metodologías de venta B2B) es desde dónde vendes, es decir, ¿cómo afecta tu empresa a la venta? ¿Eres una gran multinacional o una PYME? ¿Eres el líder tecnológico o no? ¿Eres una empresa con 20 años de historia, o una startup fundada hace 6 meses?

La mayoría de las metodologías de venta, con (cierta) razón y por razones obvias, venden la idea de que el éxito está en el proceso y en ser capaz de organizar tu estrategia de venta alrededor de las necesidades del cliente. Esto sobre el papel está muy bien, pero en el mundo real no es lo mismo si vienes con la tarjeta de una gran multinacional o de una recién nacida startup. Hace años se decía aquello de que a nadie habían despedido por comprar IBM. Ahora cambia IBM for Google, Amazon, Microsoft, Salesforce y estamos en las mismas.

En mis interacciones con startups B2B (aunque esto también vale para las PYMEs B2B con productos innovadores) he visto de forma recurrente cómo estas son capaces de iniciar relaciones comerciales con potenciales clientes (normalmente grandes empresas cuando se trata de tecnología punta) con relativa facilidad, pero que luego ven completamente imposible avanzar en el ciclo de compra. Esto es aún más sangrante cuando el punto de acceso a ese potencial cliente es a través de su departamento de innovación, el cuál suele meter a la startup en un ciclo interminable de pilotos (por supuesto, gratuitos) con la promesa de que serán ellos los elegidos cuando la compra vaya a ocurrir.

Muchos vendedores (no sólo los inexperimentados), y no hablemos de los fundadores tecnólogos de cualquier startup, piensan que los dos únicos criterios por los que una empresa compra tecnología son las características técnicas y el precio. Ten el mejor producto, o en su defecto, el más barato, y tendrás éxito. Desde esa perspectiva, no han falta vendedores. Es evidente que muchos fundadores piensan así cuando miras a su inexistente equipo comercial.

Normalmente los fundadores, que deberían ser los primeros vendedores en una empresa, pasan por algo parecido a las fases del duelo cuando salen al mundo real y se empiezan a llevar revolcones. El problema, y lo he visto varias veces, es que algunos se quedan atascados. Recuerdo como hace años un fundador que conocí con un producto muy avanzado de ciberseguridad se quedó bloqueado en la fase de la ira. Acabó pensando que sus potenciales clientes estaban dirigidos por personas mediocres que no entendían la grandeza de su producto. Su producto era tan avanzado, y sus clientes tan tontos, que simplemente no lo entendían.

A poco que te hayas dedicado a vender, sabes que el producto y el precio son unas variables más de la ecuación y que muchas veces ni siquiera son las más importantes. Eso intentamos también reflejar en The Digital Transformation B2B Elements of Value, que estaban inspirados en los B2B Elements of Value de Bain, y que situan al precio y a las características técnicas bastante bajo en esa pirámide de valor.

En realidad, en todo esto hay un grandísimo elefante en la habitación, que todo el mundo conoce, pero que todo el mundo obvia. El riesgo.

Cuando una empresa hace una inversión, está asumiendo un riesgo. Y ese riesgo es a nivel de la sociedad, pero sobre todo es un riesgo personal que toman las personas que deciden esa inversión. Los incentivos que tienen esas personas van a marcar mucho más su decisión que el precio o las caracterísiticas técnicas del producto. Siempre.

Por eso me resulta tan sorprendente lo poco que se habla en las metodologías de venta de estrategias para mitigar los diferentes riesgos a los que se enfrentan las personas y las sociedades a la hora de tomar una decisión de compra. Y cuando lo hacen, en realidad lo situan dentro de herramientas de generar valor o de resolver el dolor (pain) del cliente.

Para mí, hay un gráfico que resume muy bien esto. Apareció por primera vez en Solution Selling de Bosworth, lo desarrolló un poco más en su Customer Centric selling, pero curiósamente parte de la investigación que hizo Rackham para Xerox que sirvió de base para su SPIN Selling, aunque curiosamente no aparece de ninguna forma ahí.

Esa flecha del riesgo que empieza siendo el factor menos importante en la cabeza del comprador pero que a medida que nos acercamos al momento de la toma de decisión va subiendo hasta convertirse de lejos en el primero es la clave de toda venta. Y sobre todo cuando eres el «pequeño», el que lucha contra los gigantes, los incumbentes.

Estos gráficos muy de consultor no cuentan toda la verdad ni aplican a todas las situaciones. Pero creo que este nos sirve para explicar una gran mayoría de casos, y sobre todo, las fases por las que los compradores pasan de una manera o de otra, más intensa o menos, más larga o corta…

Bosworth ilustra este gráfico con un ejemplo de compra personal, es decir B2C. Y aunque los procesos de compra son muy diferentes, sí que nos puede servir para ponernos en situación. Imaginemos que quiero comprarme un coche. Lo primero que analizaría son mis necesidades y el presupuesto que tengo. No estoy buscando tener un precio cerrado, sino tener más o menos un rango de presupuesto que tengo. Por supuesto, las necesidades y el coste son las dos variables más importantes en la primera fase.

Después la cosa cambia, ya hemos determinado el rango de precios en el que nos sentimos cómodos, así que el precio deja de ser una preocupación. En cambio, queremos centrarnos en si las soluciones (los coches) disponibles en ese presupuesto cubren mis necesidades. La solución pasa a ser el factor más importante.

Y finalmente, a medida que nos acercamos al momento de la compra, el riesgo se convierte en ser el factor número uno. ¿Será una buena marca? ¿El vendedor me ha contado todo? ¿La financiación es buena? ¿Qué pasa si me equivoco?

Es fácil imaginarse un proceso similar para el comprador (o compradores, que en el mundo actual lo normal es que la decisión sea colegiada) decidiendo sobre una compra importante para su empresa. Y cómo decíamos antes, es un poco frustrante que ninguna metodología de ventas (al menos que yo conozca) haya entrado en profundidad en este tema.

Me gustaría anunciaros que me embarco en un proyecto para solucionar ese problema y hacer una metodología de ventas centrada en formas de minimizar el riesgo para el comprador, pero me parece demasiado ambicioso. La verdad es que tengo bastantes ideas, un pequeño boceto en la cabeza, pero no sé si tendré el tiempo y la energía para poder desarrollarlo como se merece.

Así que de momento, quiero comprometerme a escribir una serie de posts sobre el tema. No sé cuántos, ni siquiera la estructura, pero si sale bien, al final tendremos algo que aunque no llegue al nivel de una metodología completa, puede ser una buena herramienta para esos que compiten con los incumbentes.

Por cierto, si has leído esto y ha resonado con tu experiencia de venta desde una startup o PYME y quieres compartirlo conmigo, me vendrán muy bien ejemplos y experiencias para ilustrar los artículos.

@resbla

Categorías
ventas

La Venta de Soluciones, la magia de los vendedores (XI)

Llevaba mucho tiempo queriendo seguir esta serie que dejamos con SPIN Selling y que empezamos aquí sobre la historia de las metodologías de venta. Por suerte, llevo unos meses de mucho lío, así que me ha sido imposible, pero estaba deseando sacar un rato para poder continuar.

Y además lo hago con otra de esas metodologías sin la que es imposible entender el mundo de la venta profesional B2B actual, la Venta de Soluciones.

En realidad, el concepto de Venta de Soluciones ha sufrido una especie de metonimia en la que han entrado muchas metodologías diferentes en el mismo nombre, aunque el original y a la que nos vamos a referir, es la que escribió en su libro «Solution Selling: Creating Buyers in Difficult Selling Markets» el omnipresente Mike Bosworth.

El libro se publicó en 1994, pero la metodología la desarrolló en los años 70 investigando sobre qué hacía únicos a los mejores vendedores de Xerox. De hecho fundó una empresa llamada Solution Selling que luego vendería a uno de sus propios franquiciados.

Solution Selling nace y se desarrolla en plena explosión tecnológica y en un momento en el que las empresas adoptaban tecnología a toda velocidad. Esa tecnología era cada vez más compleja y los compradores no entendían bien lo que compraban. De hecho, en ese momento de la historia, los comerciales siempre sabían más que los compradores, en muchos casos, se aprovecharon de ello.

De hecho en esa metonimía de la Venta de Soluciones, esta se convirtió a veces en una manera de vender «soluciones» sobredimensionadas a los clientes que no sabían muy bien lo que compraban y que acababan «casándose» con un fabricante porque la soluciones no eran intercambiables ni compatibles con las de otro proveedor.

Esto a la larga significó cambios en la forma en la que las grandes empresas compraban que inhabilitaron la «Venta de Soluciones», pero de esto hablaremos en esta serie más adelante.

En todo caso, Bosworth incluyó en el libro del concepto de «Venta Honorable» precisamente porque esa posición de desventaja en información podría llevar al vendedor a aprovecharse de la situación. De esta manera Bosworth recordaba que:

  • El vendedor debe estar convencido de que está verdaderamente aportando valor al comprador
  • El vendedor debe decir la verdad sobre lo que vende
  • El comprador tiene que estar cómodo con el proceso
  • Se cubren las expectativas del comprador

Como no podía ser de otra manera, Solution Selling es una metodología en la que hay una serie de etapas en las que se ve la influencia de The Primer, aunque en este caso hablamos de 9:

  • Planificación e investigación preparatoria
  • Estimular interés
  • Establecer los problemas críticos del negocio
  • Establecer la «visión de la compra»
  • Mapeo de la organización
  • Ganar acceso al decisor más senior
  • Gestionar la evaluación del producto
  • Negociación
  • Cierre

En esta metodología, el autor propone una guía para manejar las conversaciones con nuestro cliente que nos ayude a convertir sus dolores (pains) en la visión desde la que avanzaremos hacia una decisión de compra. Se llama Modelo de Procesamiento de la Visión en 9 Bloques, y esto es un ejemplo:

Y es que el principal trabajo de un vendedor de soluciones es conseguir que el comprador pase de esas necesidades latentes, a un dolor (pain) para finalmente construir la visión de la solución para cerrar la operación.

Y en ese tránsito de la necesidad latente a la visión de la solución tenemos que ser capaces de manejar las diferentes preocupaciones del comprador que van evolucionando con el momento particular del ciclo de venta.

De esta manera tendremos que saber manejar las conversaciones sobre el precio o las características de la solución. Debemos saber cuando abrirlas, cuando cerrarlas y cuando hacerlo de forma definitiva.

Bosworth también toca el tema de la política y la estructura de poder en su Venta de Soluciones, pero como veremos más adelante, otras metodologías son las que ponen a la política en el centro de la venta. Lo veremos más adelante también.

Por último, para acabar con esta breve introducción a la Venta de Soluciones, algunas reflexiones que Bosworth incluye y que me parecen básicas para cualquier vendedor, siga o no la metodología.

La primera es que un vendedor debe tener muy clara cuáles son las diferencias entre características, ventajas y beneficios, y asegurarse de que no se dejan a la libre interpretación por parte del comprador. De hecho, sobre todo con los beneficios, ser muy descriptivo y claro, eso sí, asegurándose de que resuenan con el comprador.

En las características tenemos las funcionalidades y capacidades técnicas de nuestras solución. Las ventajas son cómo se compara nuestra solución con anteriores generaciones. Y finalmente, lo más importante, cómo todo esto se traduce en beneficios (económicos principalmente) para nuestro comprador. Sólo los buenos comerciales son capaces de hacer una venta de beneficios efectiva, y de hecho Bosworth es muy explícito al recomendarnos no ser un «vendedor de características». 

En este sentido, también nos recomienda no utilizar el producto para vender, sino hacerlo para demostrar esos beneficios. Cuando vendemos soluciones vendemos una promesa de mejora significante en el negocio de nuestro cliente. Por eso debemos utilizar el producto para demostrar que es cierto, no al revés.

También Bosworth nos avisa de que no nos dediquemos al «negocio de la formación gratuita«. Como hemos hablado, en este tipo de venta se suele partir de un desequilibrio en el conocimiento técnico de la solución (esto era más evidente hace años cómo hemos comentado), por eso muchos compradores intentan atraer a vendedores para aprender sobre el estado del arte. Esto lo veo mucho por cierto en el mundo de las startups, y es una gran pérdida de tiempo para los vendedores y su propia empresa. Por eso, cuánto antes entendamos si está ocurriendo esto y lo paremos, mejor.

Y finalmente, Bosworth publicó otro libro en 2004 en el que profundizaba y actualizaba el modelo, Customer Centric Selling. En ese libro se da un consejo que me parece fundamental y que describe en una frase una de las características más importantes para ser un buen vendedor, la flexibilidad. Bosworth nos recuerda que «se nos delega a los que tenemos el mismo lenguaje«. Es decir, si nuestro lenguaje es eminentemente técnico, hablaremos con técnicos. Si es financiero, con financieros. Pero claro, esto es un problema si el que decide no es esa persona. Así que un buen comercial tiene que tener un repertorio de discurso amplio, la capacidad de entender la persona que decide y su tipo de lenguaje, y por supuesto, adaptarse.

@resbla

Salir de la versión móvil