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El metaverso no viene, está aquí desde hace tiempo

La semana pasada, The Economist realizó una subasta benéfica de un NFT de una de sus portadas. Mientras tanto, Zuckerberg cambiaba el nombre de su compañía y lo apostaba todo al metaverso. Un metaverso muy de ciencia ficción alrededor de la Realidad Virtual difícil de creer. Sin embargo, creo que es obvio que el metaverso ya está aquí, aunque no sea el que meta y Mark tienen en mente.

De todo esto hablamos en este technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2021/11/metaverso.mp3?_=1

 

Empecemos con The Economist. El día 24 de Octubre anunciaron una subasta benéfica de un NFT con la imagen de la portada de un número de Septiembre dedicado precisamente a estos criptoactivos. La subasta tenía también el objetivo experimentar de primera mano con la tecnología. Ya que cómo decían ellos mismos, no sólo se trata de contarlo sino de también experimentarlo.

En ese sentido, el NFT incluye algunos aspectos muy interesantes de la tecnología que suelen pasar desapercibidos (por cierto, nosotros intentamos explicar cómo pudimos esto de los NFT). Por un lado, The Economist se reserva un 10% de futuras ventas del NFT en cuestión (que también donarán). Funcionalidad muy interesante para artistas que de otra forma no participan de futuros incrementos del valor de sus obras.

Por otra parte, los NFTs pueden incluir referencias a texto que pueden ser a su vez cláusulas legales que maticen los derechos del NFT. En este caso, The Economist incluyó matizaciones a los derechos de copyright del propietario. En este caso limitan la reproducción de la imagen asociada a usos personales y no comerciales. La subasta consiguió la no despreciable cifra de 430000$, por supuesto pagados con Etherum. Sin duda, un éxito.

En estas, Zuckerberg anunciaba el ya anticipado cambio de nombre de facebook con el que Mark representa la apuesta al todo o nada de la compañía al metaverso. La visión de meta del metaverso tampoco es una sorpresa. Teniendo en cuenta que facebook compró en su momento Oculus, y a pesar de que la adopción de la realidad virtual sigue siendo muy reducida (siendo optimistas), está claro que quieren seguir intentándolo (a HTC no le está yendo muy bien una estrategia similar).

Esta visión es muy de Ready Player One, un mundo en la que nos ponemos unas gafas, nos equipamos con trajes y demás dispositivos para sumergirnos en un universo virtual. Un metaverso que gire alrededor de la Realidad Virtual que no sólo englobe la parte lúdica de nuestra vida en internet, sino también la social y la profesional.

Y suena todo muy aburrido. Pero lo peor no es que sea aburrido, ni que venga de una empresa a la que no se le puede tener mucho cariño, ni que por supuesto es muy debatible que queramos estar mucho tiempo con unas gafas incómodas y mareantes, lo peor es que parecen que han descubierto la penicilina cuando el metaverso está aquí con nosotros ya desde hace tiempo.

Cualquiera que lleve años jugando a MMOGs cómo Fortnite o Call of Duty, cualquiera que siga a creadores en twitch, OnlyFans o se apoye a periodistas a través de patreon, sabe que ya hay metaversos creados alrededor de ellos y que ya se mueve (mucho) dinero. Sea en criptomonedas, créditos o dinero «tradicional».

Estos metaversos tienen su propio lenguaje, modas y cultura, que difícilmente encaje con lo que hoy es facebook, perdón, meta. Pero es que además, y lo que más me cuesta ver de la visión de metaverso de Zuckerberg, es que creo que los usuarios van a querer vivir diferentes metaversos y no tener uno que los unifique. Es decir, es muy probable que quieras tener diferentes meta-personalidades y meta-apariencias para los diferentes metaverso sin tener que estar metido en el metaverso de meta. Además, con el historial de facebook en cuanto a la protección de datos personales, no se me ocurre peor sitio que tener tu metapersona.

Y no hace falta decir que en ese escenario de multimetaversos, el tener medios de pago que sigan dando un alto nivel de anonimidad y que funcionen a través de todos ellos, va a ser necesario y deseable. Los NFTs y las criptomonedas parecen inevitables para ese mundo.

¿Os acordáis de libra? Uno de los más sonoros fracasos de Zuckerberg que ahora parece más necesario que nunca para su visión con meta. El proyecto que cambió de nombre el año pasado a Diem, ha pasado a una fase de una cierta hibernación. Hay algunos rumores de que puede haber un anuncio antes de finales de año, pero la realidad es que facebook anunció hace pocas semanas Novi, una cartera para criptomonedas con la que han empezado un pequeño piloto. Así que está claro que después del anuncio de cambio de nombre y de la visión de Zuckerberg para la compañía, meta va a volver a intentar hacerse un hueco en las criptomonedas y medios de pago digitales.

Por mucha rabia que dé ahora escuchar la palabra metaverso a diestro y siniestro, mezclada con un poquito de NFT y criptomonedas para rematar el galimatías, la realidad, es que aunque sea todavía en una versión primitiva, el metaverso ya está aquí con nosotros. Y cómo siempre que ocurren estas cosas, hay muchísimo humo, y sí, el metaverso de meta y Zuckerberg, también lo es.

@resbla

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ClubHouse, el Party-Line del siglo XXI

A estas alturas, es difícil no haber oído hablar de ClubHouse, la última locura en redes sociales. Y también es difícil no haber oído a algún analista hablar sobre ella, sus bondades y las enormes posibilidades que tiene. Así que casi me siento obligado a hablar de ella con la dificultad de que no la he utilizado y dudo que la utilice nunca.

De todo esto hablamos en este #technobits de Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2021/02/clubhouse.mp3?_=2

 

Breve resumen sobre lo que es ClubHouse para los que no hayáis oído hablar sobre ella. Es una red social que se basa en salas en las que depende de cómo estén configuradas, sus participantes pueden hablar libremente o escuchar a las personas designadas como oradoras. Efectivamente, la gran novedad de esta red social sobre otras, es que el medio de comunicación es la voz.

Probablemente no se hablaría tanto de ella sino fuera porque mucho gurú (y alguno que quiere serlo) no la hubiera elegido cómo el nuevo púlpito desde dónde hablar (y esta vez, propiamente dicho). Ante la avalancha de texto en forma de newsletters, tuits, blogs y dado que los podcasts y los zooms ya no son tan novedosos, pues todos los buscadores de novedad se han ido corriendo a ClubHouse.

El hype se ha terminado de disparar cuando celebridades como Zuckerberg (por cierto, parece que facebook estudia lazar una copia) o Musk han aparecido en ClubHouse. La bola está creciendo tanto, que parece que es posible un encuentro en ClubHouse entre Musk y Putin.

Como os decía antes, no he utilizado ClubHouse, así que no voy a hacer el cuñado y dar mi opinión sobre ella. Además, ya lo han hecho otros en mucho más detalle (Enrique Dans o Samuel Gil por ejemplo). Poco más que añadir.

Y eso que tengo una (preciada) invitación desde hace semanas, pero resulta que ClubHouse está sólo disponible para dispositivos Apple. Y no, no he utilizado nunca nada que corriera iOS, y no voy a empezar a hacerlo ahora.

Pero el otro día, mi buen amigo Fede Paredes hablando sobre ClubHouse me dijo, «ClubHouse no es más que el Party-Line del siglo XXI«, lo cual demuestra lo viejos que somos ambos…

Para la chavalada que no sepa lo que fue «Party-Line», pues fue un servicio telefónico que generaba salas para que sus usuarios pudieran hablar con gente de forma aleatoria. Una especie de chatroulette sin vídeo.

Party-Line fue una locura que llegó con el nacimiento de los números de tarificación especial y que significó un dineral para muchas familias que no se enteraron de que sus hijos llamaban de forma compulsiva hasta que fue demasiado tarde.

De todas formas, sigo hablando de dos cosas que nunca utilicé, ni Party-Line, ni chatroulette.

Y esto me trajo algo a la memoria que sólo los más mayores del lugar recordamos (o aquellos que hayan visto Mad Men). Yo en realidad lo vi hace muchísimos años en México cuando ya era algo completamente demodé, y eran bares que tenían teléfonos en las mesas que te permitían llamar a otras mesas.

Todo parece que viene de Alemania en los años 20 (del siglo anterior) y que recoge Cabaret en su «The Telephone Song».


Se llamaban tischtelefonen y desde Europa saltaron a EEUU dónde fueron una atracción durante los años 60 y 70. Parece que algunos clubs de Berlín de la época instalaron tubos neumáticos para además de hablar con otras mesas, también pudieras hacerlas llegar regalos.

Así que voy a acabar con dos reflexiones. No hay nada malo en aplicar a ideas antiguas tecnología nueva. De hecho, es una de las formas más habituales y potentes de innovación. Aunque ClubHouse nos suene a algo muy antiguo, que lo es, no desmerece en nada el intentarlo de nuevo con una tecnología actual.

La segunda es que hay un mínimo común denominador en todos estos ejemplos que se parecen mucho a ClubHouse, y es que al final, sus usuarios los utilizaron principalmente para ligar. Así que me aventuro a decir que los propietarios de ClubHouse van a tener muy complicado evitar en que se convierta en un sitio dónde principalmente se vaya a ligar (lo cual no quita que pueda ser un negocio fabuloso). Por cierto, el nombre ya lo tienen.

Personalmente, y más allá del tema del iOS, no soy público objetivo de ClubHouse, de la misma manera que tampoco lo fui de Party-Line, chatroulette o los tischtelefonen. Nunca vi la diversión en hablar con desconocidos de forma aleatoria, y para ligar, soy más de bares.

Por otro lado, ya he hablado varias veces del aparente contrasentido que hay en que el texto es mejor y más rápido para transmitir información. Personalmente prefiero leer que escuchar a Musk. Llámenme raro.

@resbla

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Privacidad mental

Leer la mente es un tema habitual en la ciencia ficción, pero los avances que vemos en este sentido hacen que cada vez sea más ciencia, y menos ficción, y por supuesto, cada vez más un negocio.

De todo esto hablamos en este último #technobits del curso en Capital Radio con Luis Vicente Muñoz:

https://resbla.com/wp-content/uploads/2020/07/privacidad-mental.mp3?_=3

 

Hace años, leí un artículo que me dejó impresionado en el que se hablaba de una serie de experimentos de aquel momento (hace diez años) en los que leía la mente de una manera o de otra. Desde lo que una persona soñaba, hasta «ver» los vídeos que una persona estaba viendo leyendo su mente. Los resultados en aquella época, aunque parecían magia (negra), estaban aún lejos de ser muy precisos.

En uno de esos experimentos, a los participantes, se les mostraban diferentes trailers de películas y luego se intentaba recrear lo que estaban observando. Este fue el resultado.

 

Diez años después, las cosas han avanzado, y mucho. Sobre todo en dos áreas fundamentales para esto, los sensores, y la Inteligencia Artificial (Machine Learning) necesaria para esto.

En el área de los sensores, probablemente el proyecto más radical del que tenemos noticia es Neuralink, otro de los proyectos de Elon Musk y seguramente el más cyberpunk. Desde el año pasado, en el que por primera vez enseñó sus avances, no hemos sabido nada. La semana pasada, Musk anunció por twitter que a finales de este mes de Agosto, hará una actualización sobre el estado del proyecto. Todo son especulaciones, pero en la conversación que se generó en twitter al respecto, Musk aseguró que en breve será posible escuchar música directamente en el cerebro desde el móvil utilizando su tecnología.

El año pasado anunció que un mono era capaz de manejar un ordenador con el pensamiento a través de un implante, y sí, también conectó un ratón a través de un puerto USB, así que podemos esperar cualquier cosa.

Otra noticia impactante en los últimos días, ha sido que un equipo del MIT ha presentado Dormio, un guante pensado para interaccionar con tus propios sueños.

Cuando nos dormimos, la fase en la que pasamos de estar despiertos a dormidos se llama hipnagogia. Este es un momento de mucha creatividad, Elijah Baley solía relacionar pistas en estos momentos que le llevaban a grandes avances, pero Dalí (con su llave) o Edison (con su canica de metal) hacían lo mismo.

Pues bien, el sistema del MIT intenta influenciar lo que el usuario del guante sueña durante la hipnagogia y le ayuda a guardar los recuerdos del sueño antes de dormirse completamente. De esta manera, se intenta explotar ese momento de creatividad.

Pero si hay una empresa que sin duda está muy interesada en leer nuestra mente es facebook. También con el MIT, hace unos meses presentaron un primer prototipo de un casco para leer nuestros pensamientos. En los resultados presentados, el sistema era capaz de acertar en más de un 60% las respuestas mentales que daban los participantes en el experimento a determinadas preguntas.

No cabe duda que la intersección entre la realidad virtual y la capacidad de leer (y «escribir») la mente está en el pináculo de cualquier sueño cyberpunk, y Zuckerberg ya tiene muy avanzada la parte de la VR. Tampoco hay que olvidar que facebook ya compró CTRL-Labs, famosa por su «pulsera lectora de mentes».

 

Lo que no cabe duda, es de que toda esta tecnología abre unas posibilidades terapéuticas enormes, y de hecho, es dónde parece que tanto Neuralink como la investigación de facebook se quieren centrar primero.

Pero tampoco cabe duda, de que el potencial negocio es enorme. Para empresas que han creado imperios adivinando lo que pensamos, saber lo que pensamos es una mejora evidente.

Las cuestiones éticas de todas estas tecnologías son también gigantescas, y no hemos rascado ni la superficie. Viendo lo «fluido» y lo difícil que es ponerse de acuerdo en el concepto de Privacidad Digital, y sobre todo, en lo que es aceptable y en lo que no, visto lo visto, creo que no deberíamos tardar mucho en empezar a pensar en qué significa la Privacidad Mental y cómo la vamos a defender.

@resbla

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